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Planta desalinizadora promete estar lista a finales del 2020

Esta es una de las más importantes inversiones que ha hecho el Estado en materias de obras públicas para el directo beneficio de las personas de Atacama.

(Por Frenny Kelly Granado). En una visita guiada que la alta gerencia de la Empresa Concesionaria de Servicios Sanitarios (Econssa) Chile realizó este jueves al intendente de la Región Atacama, Patricio Urquieta, y parte de su Gabinete de Gobierno, se explicaron los avances y expectativas del proyecto que promete abastecer de agua potable a las localidades atacameñas durante los próximos años hasta el 2050, aproximadamente.

Patricio Herrera, gerente general de la compañía, hizo una detallada reseña de los antecedentes que dieron paso a la importante obra que inició con una inversión de 60 millones de dólares y que hoy en día va por los 158 millones debido a la ingeniería de detalle. Dijo, entre otras cosas, que la idea surgió de la inevitable crisis hídrica que ya se predecía en la región para el 2010.

La construcción de la Planta Desalinizadora de Agua de Mar comenzó en enero de 2018 y, para ese entonces, estaba previsto que se entregara en 27 meses; es decir, en abril de 2020, pero algunos retrasos en la obra, la extenderá para el mes de junio del año que viene, según puntualizó Herrera.

Sobre la existencia de este proyecto el intendente de Atacama mencionó que este es un anhelo que desde hace muchos años tienen los habitantes de Atacama y, cuya ejecución “nos sitúa dentro de los referentes sobre cómo podemos resolver la escasez hídrica en el resto de país”.

Intendente supervisó la planta este jueves en la mañana

Esta obra -según destacó- simboliza el esfuerzo que se ha hecho durante tanto tiempo por la región para poder contar con abastecimiento de agua potable a futuro, ya que actualmente “lo que más nos interesa es tener nuevas fuentes de producción, puesto que mucha del agua dulce que tenemos se pierde en el mar”.

En tanto la alcaldesa de la comuna de Caldera, Brunilda González Ánjel, destacó, en este sentido, que la ejecución de esta planta es un gran orgullo para la región de Atacama, pero “en particular para esta comuna, porque dentro de nuestro plan de desarrollo estratégico está, justamente, poder abastecer a gran parte de la provincia de Copiapó con la generación de agua potable en el territorio calderino”.

Este proyecto máster consta de tres subproyectos, de las cuales el primero -que contempla la edificación de la planta para 450 litros de agua por segundo (l/s) y al se le hará dos ampliaciones hasta llegar a los 1.200 l/s para ir a la par con la capacidad de las obras marinas que ya están construida- lleva un 80 % de avance.

El segundo subproyecto consiste en el levantamiento del sistema eléctrico para el suministro de energía, tanto en la desalinizadora como en las estaciones de bombeo o elevadoras que estarán distribuidas en la región. Esta fase también lleva un porcentaje de adelanto, por lo que -de acuerdo con lo que dijo el gerente- ambas se entregarán en el primer semestre de 2020.

Quedará entonces el sistema de conducción desde la planta hasta los reservorios de agua en las provincias, cuyo primer tramo -que irá hacia el estanque Copa, en Caldera- estará listo en septiembre del año que viene, y el segundo y final -que va directo a la línea de Piedra Colgada en Copiapó- en diciembre.

Pues bien, si todo sale según lo previsto, en enero de 2021 la producción de la desalinizadora irá a Caldera, Chañaral y Copiapó, a través de las líneas de conducción. Este proceso lo explicó minuciosamente el gerente de proyecto de la planta, Mario Arenas, quien aseguró que habrá tres plantas elevadoras para cumplir estos efectos.

DETALLES

La obra tiene un avance de 80 %

Tomando en cuenta lo descrito por Arenas, la primera elevadora llevará la producción hasta el estanque Copa de Caldera mediante su propia línea de conducción que ya está lista; la segunda irá desde ahí hasta Chañaral a través otra línea que intercepta -con una estación de bombeo- a la aducción que viaja desde Copiapó, mientras que la tercera transportará el agua desde Caldera hasta el recinto Piedra Colgada (central de abastecimiento de agua en Copiapó).

Desde ese punto se utilizará los 62 kilómetros de tubería que ya existen, de los cuales se reforzarán 32 para ayudar a la línea de conducción antigua de modo que no colapse con la presión de agua; para ello habrá estaciones de bombeo intermedias.

De tal manera que Arenas planteó el proyecto global de otra manera, pero con los mismos fines: el primer término es la planta desalinizadora; el segundo, la edificación de las estaciones de bombeo y el tercero, la alimentación de energía de todas las ediciones, para lo que se construyen líneas de transmisión eléctrica.

Para esto se requiere una ampliación de la subestación de Caldera, la cual actualmente tiene una capacidad entre 10 y 12 megawatts, cuando en realidad lo que se necesita es que esté en el orden de los 30 MW para poder cubrir las demandas de la planta desalinizadora; en ese sentido, Econssa también trabaja en dicha ampliación, lo que permitirá “dejar con energía asegurada al crecimiento futuro de la planta”, comentó Arenas.

REMPLAZO PROGRESIVO

Se estima que la planta estará lista en junio de 2020

Una vez que la planta esté en completa operatividad y cambie el sentido de flujo, el sistema de distribución de agua potable de la región quedará totalmente abastecido por ella, lo que significa que no llevará agua desde arriba hacia abajo.

Pero esto no será de inmediato, primero habrá una mezcla de las aguas tanto de la que baja de los acuíferos, como la que saldrá de la desalinizadora, hasta que, en un lapso de cinco años, aproximadamente, se reemplace por completo, esto responde la interrogante que hizo el Secretario Regional Ministerial (Seremi) de Agricultura, Patricio Araya, sobre la operatividad de los pozos actuales.

“Se bajará la producción en los acuíferos a un determinado nivel para que entre la producción de la desalinizadora y a medida que los pozos del reservorio de Piedra Colgada queden vacíos, aumentaremos la capacidad hasta que finalmente controlemos el 100 % del consumo de la población”, agregó el gerente Herrera.

Esto quiere decir que Aguas Chañar va a mantener sus fuentes actuales y trabajará de manera mancomunada con la desalinizadora para que haya un sistema general más robusto, lo que permitirá producir reemplazo entre una u otra fuente, dependiendo de las circunstancias específicas que se presenten.

Esto respondió las interrogantes sobre el funcionamiento de los tranques que hoy viajan a través del sistema aguas abajo y la alta demanda que hoy existe, ya que “la necesidad de la población que explota parte de los recursos hídricos va a disminuir por efectos que va a ser abastecida por la desalinizadora, lo que va a obligar a que se extraiga menos agua de los tranques y permitirá una mayor durabilidad de los acuíferos”

TARIFAS

Respecto a los efectos que tendrá sobre las tarifas del servicio de agua potable para la población, Herrera dijo que el estudio tarifario del período 2019-2024 no ha sido emitido en decreto todavía, puesto que se terminó hace poco más de 60 días, sin embargo, asegura, que “será extremadamente menor a lo que hubiera resultado si la planta se hubiera financiado bajo los mecanismos tradicionales”.

O sea, cabe resaltar que la desalinizadora es construida con recursos financiados por el Estado, por lo que -para estos efectos tarifarios- la inversión no será considerada, más sí los costos de operación, por lo que una vez que esté lista, no será operada inmediatamente por Aguas Chañar, sino por el mismo proveedor de la tecnología por dos años.

“Eso nos da la certeza y garantía de que el mismo que construyó va a tener que operarla y cumplirlos estándares que están definidos en el contrato”, comentó Herrera. Una vez cumplido este período, entrará Aguas Chañar a hacerse cargo.

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