Petare: enorme barrio de Venezuela donde el hambre rompe la cuarentena
La pandemia encontró a Venezuela con una economía reducida a menos de la mitad en seis años de recesión, precios disparados por la hiperinflación y una depreciada moneda local. Entre las medidas para contener el coronavirus en un país con 181 casos confirmados y nueve fallecidos, el gobierno de Nicolás Maduro suspendió actividades laborales, salvo sectores esenciales como alimentación o salud.
Pero muchas personas, entre ellas los 400.000 habitantes de Petare, el mayor cerro poblacional de Caracas y Venezuela entera, donde hay un sinfín de viviendas de bloques y techos de zinc levantadas desordenadamente sobre montañas desde mediados de siglo pasado, tienen que salir a la calle a vender víveres para poder subsistir.
Gladys Rangel, una “petareña” dice que “si no me muero del virus, me muero de hambre”, así que intenta vender bolsitas de ajíes y limones por 5 centavos de dólar que solo le alcanzan para un poco de mortadela y algunos plátanos.
En Petare, los servicios de agua potable, gas doméstico y recolección de basura son precarios, así que, a pesar del confinamiento impuesto por el Gobierno para prevenir la propagación del coronavirus, sus calles siguen colmadas de buhoneros y multitudes de peatones, al menos, por unas cuatro horas al día.
Por exigencia de uniformados desplegados por montones en Petare con equipos antimotines, las cortinas de los comercios deben bajarse a las 10 de la mañana y la gente es desalojada de espacios públicos. Los petareños regresan así colinas arriba, alrededor del casco colonial que sobrevive en la zona.
Venezuela, según el independiente Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), registró unas 60,3 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en 2019, diez veces la media mundial; aunque el gobierno reportó 21 homicidios por cada 100.000. Un año antes, el OVV estimó una tasa de 112 por cada 100.000 habitantes en Petare.
Foto: Agencias
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