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Pablo Orellana Medina y su poemario Miel, un repaso por los territorios de Caldera y el sonido de la cumbia

Pablo Orellana es un poeta radicado en la comuna de Caldera. Se encantó con la ciudad, y  ha desarrollado una carrera artística y docente en esta localidad atacameña. En la siguiente entrevista nos habla de su poemario “Miel”, libro que publicó durante este 2022 y que está cruzado por una sonoridad cumbiera. Bandas como Los Mirlos de Perú y el vocalista de la Sonora Malecón, la Banda Luchito de Caldera y el Grupo Alegría, se han hecho de este poemario que retrata el viaje de una pareja de jóvenes que recorre las playas de Atacama.

-Este año lanzaste el libro Miel, de poesía. Qué tránsito ha tenido tu publicación en estos meses? Qué hitos destacarías?

Ese primer libro ha tenido el tránsito en primer lugar a través de aquellos con quienes he compartido vida: mi familia, amigos, amigos de los amigos, colegas, estudiantes y apoderados de la comunidad educativa donde trabajo. Sumado a ello, les hice llegar de regalo el texto a bandas y solistas de la cumbia en Chile, en Perú y en Colombia. Por otro lado, lo presenté en la Filzic de Antofagasta y en el patio de la casona verde que le pertenece a la Universidad de Atacama en Caldera.

-¿Cómo surgió la inquietud de desarrollar un libro que está cruzado por la sonoridad de la cumbia y sus protagonistas, una pareja adolescente que ha pasado por las experiencias de intervención del Estado con Sename?

 

La escritura del poema en este caso cruza la experiencia personal con la creación. Por ello, esos adolescentes que hablan en los poemas son personas muy queridas por mí y que vivieron una desprotección del que quise reflejar en el poema.. La cumbia por otra parte también tiene que ver con lo que siempre sonó en los lugares donde viví mi infancia y adolescencia (Pedro Aguirre Cerda y Puente Alto) y que, generalmente es renegada por una parte de esta sociedad.  El paisaje del recorrido tiene su raíz en mi llegada sorpresa a una tierra que desconocía:  Caldera – Atacama. Luego de conocer la zona por algunos años; los parques, las playas, ciudades, carreteras, más los elementos anteriormente dichos aparece esta invención, de bosquejar un viaje, los objetos, la crítica, los hablantes, lo que dicen y compone cada poema.

-¿Podrías comentarme algunas de las agrupaciones que han sabido de tu libro y qué te han dicho?

Siempre pensé que ese sonido debía tener esta oportunidad en la poesía y el incluirla como carnaval en los hablantes ha tenido siempre la intención de homenaje a ese género musical. Por eso también, le he enviado el libro a algunas bandas que se incluyen en el libro y con las cuales me he podido contactar mediante el internet y han estado dispuestos a recibirlo. Es así que, Miel ha llegado al Frente Cumbiero en Colombia, a Luis Lambis de la Sonora Malecón quien radica en Chile, a Julio Palacios también de este país y a una de mis bandas psicodélicas y cumbieras favoritas: Los Mirlos del Perú. Ellos han rescatado el recorrido musical de bandas que surgió en el texto y que funcionan también como una playlist del género. Sus lecturas han fijado la mirada en lo potente del desierto como escenario de estos hablantes adolescentes y buenos para escuchar cumbia.

-Existen varias referencias a la cumbia en tu libro que no dejan indiferente. ¿Reivindicar estos géneros populares en la literatura, podría hacer ruido en algunos sectores?

Sí, existe esa intención de trazar un mapa, marcar el territorio a través de bandas que han trascendido en el género y han formado parte de movimientos o formas de hacer esa música. Por otro lado, es probable que genere algún ruido, especialmente en aquellos que dicen que la poesía debe estar enmarcada en una forma, aunque no ha sido mi intención ni tampoco mi preocupación, debido a que la música y la poesía son una sola. Si genera ruido sería en aquellos que tienen algún prejuicio por lo popular del género, no sé, imagino a Zalo Reyes en la Quinta Vergara como Miel en la librería Antártica. Tal vez ello sea una reivindicación, el poner este tema en la poesía, aunque no soy el primero ni el último en usarla como recurso en un verso. Recuerdo en algún libro por ahí un “loquito por ti, loco loco” que puede ser “prisio prisionero, prisionero de la libertad” en el mío.

-Tu libro tiene muchas inclusiones de territorio, la mayor parte en Caldera, ¿qué ha significado esta comuna para tu creatividad?

Todo autor que se propone un viaje tiene sitios en los cuales situar sus escrituras y suele coincidir con aquellos en los que ha vivido o permanecido. El visitar, conocer el nombre de rincones, el día y la noche, los paisajes, sirve como insumo para intervenirlos y hacerlos parte de la literatura. En el caso de Caldera mi arraigo es mucho más potente, ya que, es una ciudad que tiene mucha magia en su paisaje y en los acontecimientos que ahí ocurren. Y creo que eso se incrementa al llegar como forastero desde una urbe como es la capital de un país centralizado como en el que vivimos. En el caso de la creatividad, más allá de que se diga que los paisajes bellos proporcionan impulsos o inspiraciones, el incluirlos en el libro tiene que ver con hacerlos visibles, dejar la etiqueta del nombre como curiosidad para la investigación.