Obispo Ricardo Morales Galindo “Es la ocasión para mirar los desafíos que tenemos por delante”
Un afectuoso saludo realizó el Obispo de la Diócesis, Ricardo Morales Galindo, O. de M.; con motivo del 276º aniversario de la Fundación de Copiapó.
El religioso indicó que “Celebrar un año más de nuestra querida ciudad de Copiapó es, sin duda, la oportunidad para dar gracias a Dios por todo lo que nos ha regalado en estos años, pero también es la ocasión para mirar los desafíos que tenemos por delante. El primero de ellos es preocuparnos por las altas tasas de pobreza que se revelan en nuestra ciudad. Los más pobres deben ser siempre para nosotros la preocupación primera. Por otra parte, la cantidad de tomas y campamentos que están en nuestra ciudad también nos debe llevar a pensar cómo debemos solucionar los problemas de estos hermanos y hermanas que viven en situaciones tan precarias”.
Añadió el Obispo de la Diócesis que “Últimamente hemos vivido la crisis de la educación en Atacama y nuestra ciudad de Copiapó no ha sido ajena a ello. Por eso creo que debemos preocuparnos por esas situaciones que nos interpelan, cómo mejoramos la educación pública, cómo ponemos los intereses del bien común, del bien de todos, por sobre intereses particulares”.
También expresó que “la ciudad de Copiapó sin duda que tiene mucho que seguir entregando a la región de Atacama, pero esa entrega no será sino con el esfuerzo de todos, donde ninguno pueda sentirse ajeno al progreso, y por lo mismo, la educación, la pobreza, las tomas, son para nosotros un desafío importante.
Ser la capital regional nos coloca en el centro de las miradas de la región, pero también nos deben colocar en el centro de un corazón grande para poder seguir descubriendo aquello donde debemos dar una respuesta que se preocupe por aquellos hermanos y hermanas que no lo pasan bien en el día a día”.
“Mis mejores deseos para la ciudad, para las autoridades, que el Señor nos siga acompañando y bendiciendo en la hermosa tarea de ser ciudad, y, por sobre todo, comunidad de hermanos y hermanas”, acotó finalmente el Prelado.