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Obispo de Copiapó Ricardo Morales, “tenemos que llevar humanidad y consuelo a los que sufren”

*En entrevista con Diario Chañarcillo, el recién asumido Obispo de la diócesis de Copiapó, Ricardo Morales, resaltó la importancia que tendrá en su ministerio la cercanía con las personas y dar consuelo al dolor humano, además se refirió a los casos de abuso ocurridos en la Iglesia Católica

(Por Rodrigo Ferrada) El recién ordenado Obispo de Copiapó, Ricardo Morales, conversó con Diario Chañarcillo sobre su nueva misión, lo que significa para él y para la Iglesia la cercanía con las personas que sufren,  sobre todo en tiempos de la perniciosa pandemia que afecta al mundo, y también ante los casos de abuso que se han registrado al interior de la Iglesia Católica.

El prelado manifestó primeramente su agradecimiento por la recepción de la comunidad al asumir como pastor de la Iglesia de Atacama:

“En primer lugar estoy muy agradecido por el cariño manifestado estos días por la gente de la diócesis,  ha sido una oportunidad muy hermosa de descubrir esa expectativa que se tiene respecto de la llegada del nuevo obispo y dar gracias por ese cariño, por la dedicación, por la multitud de manifestaciones de afecto”, dijo.

“Creo que es un gran desafío el que hay por delante, entendiendo que los obispos que por acá han pasado han sido hombres muy queridos, muy entregados,  la experiencia que vivió la diócesis con monseñor Ariztía realmente fue muy señera, para lo que la diócesis es hoy día, entonces tener esos modelos esos testigos del evangelio es muy desafiante, y uno también descubre ahí el cariño de la gente, porque quiere ver en el obispo que llega un poquito de esos pastores y obispos que por aquí pasaron”, expresó.

SELLO DEL NUEVO OBISPADO

Al ser consultado por cuál será el sello que imprimirá a su ministerio como nueva cabeza de la diócesis,  el obispo comentó:

“El sello de mi ministerio es el sello del evangelio, de Jesucristo, yo creo que el Papa Francisco nos ha recordado fuertemente a la Iglesia en Chile, que tenemos que poner a Cristo en el centro y no ponernos nosotros, porque cuando nos hemos puesto nosotros,  sabemos lo que pasa y los desvíos que se dan, entonces como sello, seguir el evangelio de Jesucristo, ser un pastor sencillo, entregado, cerca de los que sufren, ese es el sello que tenemos que poner y que nos está dando el Papa Francisco, yo creo que él es un ejemplo para todos nosotros, no sólo para los cristianos en general sino para quien tiene una misión como esta de ser pastor de una diócesis” , manifestó.

CONOCIENDO ATACAMA

El nuevo obispo además contó su experiencia conociendo Atacama, señalando que se ha preparado desde su nombramiento por el Papa Francisco:

“Yo había venido un par de veces a Copiapó, no conozco todos los lugares de la región, he estado conociendo ayer algo de Caldera, lugares cercanos,  conocí Tierra Amarilla, pero estos meses previos desde el 22 de junio que apareció el nombramiento del Papa, he estado leyendo, informándome, conociendo un poco la historia de la región, sus ciudades, la población, cuáles son sus características geográficas, físicas, humanas”, mencionó.

“Ese conocimiento que he ido aprendiendo estos meses, lo he ido ratificando visitando a las comunidades y a los sacerdotes y religiosas, el contacto personal para uno es lo primero, uno puede conocer muchas cosas por libros, pero el contacto con las personas le otorga una dimensión distinta, y yo creo que el vínculo en la Iglesia es primero un vínculo humano, tenemos que vincularnos humanamente, conocer cuáles son las preocupaciones y expectativas de la gente, muy humildemente, porque tal como lo dije en la misa de ordenación, no lo sé todo, no tengo respuesta para todo, por lo tanto necesito ayuda también, que me permitan conocer cuáles son las realidades”, afirmó.

“Tengo el conocimiento de una región, que tiene muchos desafíos en cuanto a situaciones que tienen relación con el medio ambiente, porque afecta a personas, todos seguimos con preocupación lo que pasó en Freirina, lo que aconteció con Pascua Lama, ahí hay una preocupación que también tiene que ser mía, y que tiene que responder a lo que la gente de aquí ha sufrido y vivido también, en esa línea creo que hay que acercarse con mucha humildad y conocer de a poco”, indicó.

ESTADO DE LA DIOCESIS

Preguntado por el actual estado de la diócesis, dijo:

“Por lo que el administrador diocesano me pudo referir,  Copiapó es una diócesis que camina con bastante seguridad y tranquilidad, creo que eso es muy positivo, el mismo administrador diocesano, señaló en la misa de ordenación los puntos sobre los cuales el piensa que hay que dar acento, creo que la diócesis está en un buen camino, y que ha tenido obispos muy importantes, grandes hombres, que han hecho un camino muy bonito, de mucha cercanía y sencillez, lo que permite decir hoy día, que la diócesis está tranquila para caminar con todos, con sacerdotes, religiosas, laicos e incluso con los que no son católicos también mostrarles que si tenemos la preocupación por el ser humano, estamos todos en la misma, y sobre todo para los que menos tienen”.

 “Tengo mucha esperanza, hay mucho camino por recorrer a partir de lo ya caminado”, dijo el diocesano.

VISION  DE LOS ABUSOS EN LA IGLESIA

El obispo además se refirió a los casos de abuso cometidos dentro de la Iglesia Católica que han salido a la luz pública, al respecto dijo:

“Una de las dos razones por las cuales me sentí invitado por dios a decirle “si” al Papa, a la invitación que me estaba haciendo de venir acá como obispo de Copiapó,  es el compromiso que uno siente con los sobrevivientes de abusos eclesiásticos, a mí me ha tocado acompañar, como provincial de la Orden de la Merced y como administrador apostólico de la diócesis de Puerto Montt,  acompañar a algunas personas que han sufrido abusos por parte de sacerdotes y religiosas también”.

“Ese dolor a uno no lo puede dejar indiferente, ver llorar a una persona que ha sufrido por actos y delitos cometidos por sacerdotes es algo muy terrible, es un dolor muy grande, no tengo palabras para explicar ese dolor, impotencia, rabia, que da frente a un abuso. Eso Cambia el corazón, tocar las llagas de cristo sufriente es una cosa que a uno no lo puede dejar  como si nada, mi cercanía, el haber llorado con esas personas, el haber dado una palabra de consuelo, para mí es un desafío diario”, comentó.

“Mi ministerio de sacerdote, se entiende a partir de eso, uno está para acompañar, para llorar con aquellos que lloran, para sentir la impotencia de ellos, muchas veces porque algunos fueron tratados como invisibles, no escuchados, ninguneados , entonces frente a eso uno tiene que estar ahí, mostrando ese rostro que el Papa nos pidió dar, consolar, acompañar, y en esa perspectiva, para mí, es imperativo, estar cercano a quien sufre, esa es la pega de uno, no es ser gerente ni administrador ni economista, sino que consolar, ayudar, uno puede todo porque no soy yo el juez ni el que está invitado a solucionar los problemas del mundo, pero si puedo estar al lado del que sufre y decir “nunca más” a situaciones como esta, y secarnos las lágrimas después de la vergüenza, y decir que hay brotes de esperanza, tenemos que salir adelante de esto”, dijo.

“Eso es lo que nos pide Jesucristo, y más allá de una experiencia de fe que uno podría decir,  es una cuestión de humanidad, nosotros lo vivimos en la sociedad chilena con lo que fue la dictadura militar, la Iglesia no le preguntó a quien estaba ayudando, si tenía fe o no, se conformó la Vicaría de la Solidaridad, para ayudar a esas personas, sin preguntar la fe que tenían, y los que ayudaban muchos de ellos no eran católicos, entonces, el dolor humano no tiene credo ni fe, el dolor humano es, y cuando se hace presente hay que estar, por eso en estas situaciones de las víctimas de abuso, hay que estar no importa la fe, sino la humanidad”, indicó el obispo.

AYUDA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Sobre las acciones de la Iglesia para con la comunidad en tiempos de pandemia y crisis económica el prelado sostuvo:

“Estamos haciendo un trabajo muy silencioso, pero un trabajo efectivo, me he ido enterando, también por la prensa, ejemplos como el del padre Rodrigo Herrera en algunos campamentos, haciendo ollas comunes, acompañando con algo tan básico como el alimento, y así también otros párrocos en otras ciudades, en Caldera por ejemplo, el párroco también está haciendo ahí un trabajo, y otros que me han dicho que lo están haciendo y que los iré conociendo y acompañando”.

“Se está haciendo un trabajo quizás de hormiga, muy pequeño y silencioso,  pero se está haciendo, los laicos se están moviendo, la diócesis está acompañando en esas necesidades tan imperiosas como la comida, y tenemos que seguir haciendo más, la crisis no va a pasar en uno o dos meses, es algo que nos va acompañar durante muchos meses, tenemos que saber estar ahí, tenemos que saber acompañar, sabiendo que si un hermano tiene una necesidad, es también para mí necesidad, yo creo que la diócesis está haciendo ahí un muy buen trabajo, y hay que apoyarlo y seguir profundizándolo y abrirnos a las nuevas iniciativas que puedan venir de laicos, de grupos parroquiales que ya están organizados, las religiosas por ejemplo en algunas ciudades también tienen ollas comunes ”, dijo.

“La pandemia ha causado la muerte de personas jóvenes en la región, lo que es muy dramático, por lo que tenemos que seguir trabajando en eso, acompañar y abrirnos a lo que nos puedan ir sugiriendo, para que los laicos también se vayan organizando, los curas podemos hacer cosas pero necesitamos que los laicos igual tomen la iniciativa y nos apoyen,  porque no lo sabemos todo, pero tenemos que sentir como una necesidad propia el problema que el hermano está viviendo, de falta de trabajo, de comida, problemas de salud, un tema no menor son los ancianos, los estamos acompañando también a los migrantes, son muchas las necesidades, por lo que tenemos que ir creando lazos que nos permitan trabajar juntos”, expresó.

MENSAJE A LOS FIELES

Finalmente,  Monseñor Morales transmitió un mensaje para sus feligreses:

“Humildemente invito a caminar juntos en los desafíos que como Iglesia en la diócesis de Copiapó tenemos, no soy ni el mesías ni el que lo sé todo y lo puedo todo, pero si está en mí el ayudar, el caminar juntos, estemos cerca de los que sufren, del dolor humano, anunciamos a Jesucristo que es misericordia, que es consuelo, el Papa dice, “prefiero una iglesia herida, que salga a la calle, que una iglesia encerrada en cuatro paredes”, tenemos que salir y estar donde están la situación compleja y difícil, tenemos que llevar humanidad, la gente no se va a convencer por un código o norma moral, sino por la vivencia del amor, que si no lo transmitimos entre nosotros, el perdón, será imposible que hablemos de Jesucristo, él no vino a entregar un código moral, vino a mostrar que estaba cercano a los pecadores, a los enfermos, a las prostitutas, los publicanos, los leprosos, se sentó en la mesa con ellos, y tenemos que imitarlo a él, seremos creíbles como iglesia y como cristianos estando ahí cuando hay necesidad”, señaló por último.

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