Obispo de Copiapó llama a ser artífices de paz: Monseñor Ricardo Morales entregó mensaje en la víspera de los 50 años del Golpe de Estado
En vísperas de cumplirse 50 años del golpe de Estado en Chile, el obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, envió un mensaje a los fieles, llamando a ser “artífices de paz y reconciliación”. El obispo comienza su mensaje con la cita del Génesis en la que el Señor le pregunta a Caín «¿Dónde está tu hermano Abel?» Don Ricardo dijo que no era posible permanecer indiferentes mientras no se sepa el paradero de tantas personas desaparecidas durante la dictadura. Y se preguntó: “¿qué nos pasó que llegamos a vivir el horror de torturas, muertes, desapariciones, exilio, conculcándose los derechos y libertades más básicas en nuestra patria? ¿qué llevó a que chilenos consideraran a otros chilenos como enemigos? ¿qué llevó a que la muerte y el espanto recorrieran cada rincón de nuestra patria?”.
El obispo señaló que cuando se olvida la fraternidad y el respeto a la dignidad del otro, “dejamos de reconocer la común humanidad que nos constituye y la inviolabilidad de cada ser humano”, subrayando que “jamás ninguna idea, doctrina o una pretendida paz, justificarán la violación a los derechos humanos, la violencia y la muerte”.
En segundo lugar, enfatizó que “la violencia en la política y la violencia de Estado no tienen lugar en una democracia y no deben repetirse” y citó a Monseñor Fernando Ariztía, cuando dijo que un país “no puede construir el futuro sin mirar el presente y también la realidad del ayer”.
Finalmente, el obispo invitó a ser “artífices de paz, nuestra patria no puede seguir dividida y enfrentada, atrincherados o mirándonos como enemigos en nada contribuye para la construcción de futuro y legado para las nuevas generaciones”.
**Oración en el memorial a los detenidos desaparecidos en el cementerio de Copiapó
Durante la mañana del domingo 10 de septiembre, el obispo hizo un momento de oración en el memorial a los detenidos desparecidos, en la entrada del cementerio municipal. Lo acompañaron el padre Juan Barraza y la hermana Julia Órdenes, quienes fueron activos defensores de la vida humana amenazada en la dictadura y también perseguidos por ello. Hubo un sencillo gesto de oración para recordar la memoria de los muertos y desaparecidos en dictadura.
El padre Juan, al concluir la oración, dijo que “este es un momento de dolor histórico, que se prolonga porque aun hay detenidos desaparecidos, hay tantas mamás que han muerto sin saber dónde están sus hijos; hago memoria de ellos, pero también me gozo de saber que hombres y mujeres creyeron en una nueva patria, en un nuevo Chile, y eso es lo que tenemos que seguir construyendo, una sociedad donde nadie sobre”.
Por su parte, la hermana Julia recalcó que lo más importante es no olvidar, “hacer memoria viva de lo que aconteció hace 50 años” y agregó que “el quiebre de la democracia dividió a Chile en dos y eso es aún una fractura que está latente”, mencionando que esta fecha es dolorosa “sobre todo para las familias de los detenidos desaparecidos”, expresando su deseo que de verdad en Chile “haya justicia y verdad”.
Finalmente, el obispo pidió que “no se nos olvide nunca que en Chile se violaron los derechos humanos; se torturó, se hizo desaparecer, se exilió. Chile vivió cosas horrendas”. Dijo que “en este sencillo gesto de oración, pedimos por la paz, la reconciliación, por la verdad y la justicia”, y también por quienes murieron y sus familiares. Destacó que el padre Juan y la Hermana Julia supieron levantar la voz ante la represión brutal que vivió Chile, y llamó a continuar estando del lado de los débiles, de los que sufren, y a “orar por la patria, por la paz, que no va a ser sino fruto de la justicia”.