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Laia Sanz va por su undécima medalla consecutiva al Dakar 2021

Con 35 años recién cumplidos, la española Laia Sanz afronta su undécima participación consecutiva en el rally Dakar. Tal vez sea la más complicada de todas para ella después de pasar los últimos meses luchando con un enemigo inesperado: la enfermedad de Lyme, provocada por la picadura de una garrapata.

Cuando el 3 de enero arranque su GasGas RC 450F en Jeddah, Arabia Saudita, no habrá marcha atrás y en su mente sólo quedará espacio para un idea: añadir otra muesca en el carenado; otra edición superada.

Las diez anteriores terminaron en el podio de llegada, como primera mujer en motos. Desde 2014 lo hace también entre los 20 mejores hombres de la clasificación, casi siempre dentro del Top 15 o cerca de él. En 2015 rompió todas las barreras al acabar novena absoluta, algo inédito hasta la fecha para una deportista del género femenino en la competición del motor que año tras año (desde 1979) se gana a pulso el calificativo de más dura del mundo.

“Ha sido un año complicado para todo el mundo por el COVID-19, pero para mí ha sido especialmente difícil, primero por la lesión en la mano que me hice en el Dakar, que se alargó muchísimo, y luego por no encontrarme bien, que es mucho peor que tener una lesión. Han sido meses muy duros, por no saber lo que me pasaba, con síntomas extraños y, una vez encontrada la causa, ha sido difícil eliminar sus secuelas. Estoy contenta de encontrarme mejor, pero todavía queda un largo camino y espero ir mejorando”, confiesa la piloto de Corbera de Llobregat.

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