LA COLUMNA MARCIAL: LA LEALTAD AL MAESTRO O SENSEI
por Luis Astorga Camus
ASTORGA DOJO.
La lealtad es una virtud muy apreciada en el Bushido. Como lo es en nuestra sociedad, por lo que la relación entre profesor y alumno puede verse perturbada por la ausencia de esta virtud.
La experiencia y los conocimientos de un buen profesor, son el resultado de muchos años de trabajo, estudio y “peregrinaje”… y de todo ello, va a nacer la enseñanza que transmitirá al alumno, que se hace acreedor de ella mediante un entrenamiento serio y constante, y su “lealtad” al profesor, que no quiere decir servilismo (maestrolatría), ni anulación de la buena personalidad, pero tampoco “envidia”, es decir, andar buscando novedades, variantes, estilos, maneras, etc., en otros profesores o maestros, pensando que en un encuentro ocasional de una clase o de un seminario el maestro desconocido, le va a revelar en pocos segundos su sabiduría o su secreto, lo cual es señal inequívoca de que no ha depositado toda su confianza en su profesor habitual.
El sensei no es dueño de los alumnos por lo que no puede, ni debe prohibir que sus alumnos tengan deseos de conocer o practicar con otros maestros; al contrario, debe invitarle a que lo hagan, como también lo hace él, porque sabe que es una forma de enriquecerse y progresar, pero de ello no ha de ser motivo para que olvide la lealtad que debe a la persona que le está mostrando el camino y corrige sus errores, es decir, a su profesor.
El sensei no es un simple asalariado de sus alumnos, a los que está obligado a transmitir su sabiduría por el pago de una cuota mensual, que en nada más les compromete, ya que éstos pueden asistir o no a las clases cuando les apetezca así como abandonar la práctica o cambiarse a otro Dojo si les da la gana, a veces por motivos bien simplistas.
Las relaciones profesor – alumno van más allá de esta transacción, y es aquí donde cobra todo su valor la lealtad a una persona.
El verdadero profesor o maestro, se sabe “eslabón de la cadena de transmisión generacional del Budo” y por respeto y fidelidad a la misma _para guardar intacta la herencia recibida_ se ve obligado a dar dos tipos de enseñanza:
- Enseñanza Ordinaria: Auténtica y fiel a la tradición, pero elemental, destinada a los alumnos menos serios o inconstantes que toman el arte marcial como un simple pasatiempo o diversión y lo toman o dejan a voluntad.
- Enseñanza Especial: Que el profesor entrega solo a aquellos alumnos cuyo deseo de aprender y progresar se evidencia por la seriedad y constancia de su entrenamiento y el respeto de la ética del Budo.
El profesor, de por sí, no discrimina nunca a nadie, está abierto a todos, es el alumno con su comportamiento el que decide qué tipo de enseñanza desea recibir. Si el maestro no enseña todo cuanto sabe, no es porque quiera conservar ciertos “secretos” para sí con el objetivo de salvaguardar su superioridad, sino porque el nivel, la aplicación o el interés del alumno no lo permiten.
» La lealtad no tiene precio. Habla poco, demuestra mucho y nunca olvides quién eres »