Tres de los descendientes de la familia de los changos de Caleta Chañaral de Aceituno, acudieron a la invitación realizada por los investigadores patrimoniales de Caldera, Rodrigo Terreros y Andrea Arancibia, para participar activamente en la muestra de documentales etnográficos, que se llevó a efecto hace algunos días, en la caleta Pan de Azúcar y en el puerto de Chañaral.
Dos de los documentales, contaban con la participación directa de los invitados: “El ocaso de un legado”, con la historia de la construcción de una réplica a tamaño natural a cargo de Gustavo Álvarez Hidalgo, quién logró recordar la técnica y procesos que su padre, el pescador chango Roberto Álvarez, había utilizado para sus balsas utilizadas en la pesca, junto a su padre y abuelo. El otro documental proyectado, se trató de “Los navegantes del desierto”, donde se registró la actividad de los hombres y mujeres costeras, de gran parte del norte chileno, incluido el registro, antecedentes y entrevistas a esta familia de Chañaral de Aceituno. Ambos registros, de los audiovisualistas Rodrigo Terreros y Jorgé Arévalo.
En cada una de las exhibiciones, los hermanos Gustavo, Pedro y Oriel, realizaron una introducción del tema, dialogaron con los presentes y mostraron la réplica de su balsa ancestral, toda una novedad para los entusiastas asistentes a estas jornadas, realizadas y programadas por la Corporación Pro Patrimonio y Cultura de Atacama (CORPRO). El tercer documental fue “Somos Changos”, filmado con pescadores de Pan de Azucar.
Navegación de la balsa, en el muelle de Caldera.
Una emocionante actividad de encuentro con los pescadores calderinos, se llevó a efecto en la mañana de la última jornada, donde el ejecutante del proyecto, Rodrigo Terreros, impulsó y acompañó a los hermanos Álvarez, para que sostuvieran un encuentro con la comunidad de pescadores del puerto, donde en una grata actividad, se vivió un episodio que era común hace siglos en el lugar: la navegación de una balsa en las aguas de Caldera.
Varios fueron los calderinos, que se atrevieron a navegar en la balsa, quedando registrados para siempre. No faltaron los saludos mediante pitos y bocinas de las naves pesqueras surtas en la bahía, cuyo momento fue de una emotividad especial para cada uno de los presentes.
Igualmente, en la caleta Pan de Azúcar, se departió por algunos momentos con la comunidad de pescadores, entre los que se contaban además, algunos representantes de comunidades changos de Los Vilos y caletas cercanas.
Muestra Etnográfica de Reconocimiento a los Pueblos Originarios.
Esta iniciativa realizada por CORPRO, correspondió a un proyecto de rescate patrimonial, financiada por el Gobierno Regional de Atacama, mediante recursos concursables del FNDR, iniciativa que pretende entregar un reconocimiento al pueblo chango y otras etnias, que tienen sus raíces originarias en nuestro territorio atacameño.
Balsas realizadas por el Chango Álvarez de Caleta Chañaral.
A modo de información, se informa que existen en la actualidad tres balsas de cuero de lobo marino, construidas por Roberto Álvarez (1912-1987). La primera, en tamaño original, se encuentra en exhibición en el Museo Arqueológico de La Serena, la que ha sido mostrada en diferentes partes de Chile y en el extranjero. Dos réplicas pequeñas para exhibición, se encuentran en los museos de Copiapó y Vallenar. Todas con el sello y siguiendo la técnica ancestral aborigen, fabricadas por las manos del último constructor de balsas de cuero de lobo, lo que se encuentra estudiado y registrado por diversos científicos y arqueólogos, que lograron conocer al Chango Álvarez en su idílica caleta.
La experiencia quiere volver a repetirse en éstos y otros lugares del borde costero de atacama, ojalá con la presencia de las comunidades de los antiguos pescadores atacameños y de quienes velan por el desarrollo de Atacama, su cultura y de su patrimonio antiquísimo, como es el caso de los changos auténticos de Caleta Chañaral, quienes tienen como carta de presentación, la balsa de cuero de lobo, un tesoro que debemos de cuidar, preservar y difundir.
