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¿Es el Embalse Lautaro un Infiltrador Artificial?

(POR JUNTA DE VIGILANCIA DEL RÍO COPIAPÓ Y SUS AFLUENTES).- El Embalse Lautaro es una obra de riego cuya función es acumular aguas, no es un infiltrador artificial, pues no cuenta con los requisitos que exige la ley para ser llamado infiltrador artificial, que las aguas se infiltren es por un error del diseño de esta obra en su origen el año 1930 y precisamente esta infiltración es la que no permite que los regantes gocen de sus aguas. Plantear que el Embalse Lautaro es un infiltrador artificial implicaría el otorgamiento de nuevos derechos de aguas de los cuales la propiedad correspondería a quienes la infiltraron y no a los que supuestamente se benefician con estas infiltraciones aguas abajo.


El valle de Copiapó no escapa a la problemática hídrica que vive el país, actualmente van 13 años de la llamada “peor sequía de la historia”, con zonas de nuestro país con déficits de precipitaciones de entre 60 y 80% comparado con los promedios históricos y proyecciones de caudales en nuestros ríos en mínimos históricos. Gracias a una gestión eficiente el Embalse Lautaro no se secaba hace 7 años, sin embargo, en épocas de escasa lluvias y caudales bajos es común que el Embalse se seque al término de cada temporada.

COMPORTAMIENTO
DEL EMBALSE


Si hacemos un recuento del comportamiento del Embalse Lautaro dentro de este período de la “peor sequía de la historia”, podemos comenzar revisando que sucedía en marzo del año 2007 con el Embalse Lautaro, pues en esa fecha éste, llegaba a su mínima acumulación de aguas, de igual manera a lo sucedido actualmente, con la única diferencia que hoy los caudales pasantes son mayores en un 350% a los que bajaban desde la cordillera en ese año, fue precisamente esa condición la que llevó a la Junta de Vigilancia a realizar la obra de un canal de contorno que permite conducir las aguas directamente desde el cauce del río hasta las válvulas del embalse, de manera de evitar las perdidas por infiltración que se producen al pasar por la hoya del embalse, esas obras fueron diseñadas y ejecutadas ese año por el Gerente de la CASUB Carlos Araya quien en ese entonces se desempeñaba como Gerente Técnico de la Junta de Vigilancia.


Durante los años 2008 y 2009  luego de dos años continuos de mantener el embalse con acumulación de aguas nuevamente se presentaron escenarios de “embalse seco” en el mes de enero de 2010, enero de 2011, diciembre de 2011, diciembre de 2012, diciembre de 2013 y diciembre de 2014, periodos que sin ninguna duda fueron marcados por la condición de sequía, pero que a pesar de la adversidad la Junta de Vigilancia supo dar tranquilidad y seguridad para que todos sus regantes pudieran contar con el recurso hídrico y no perder sus cultivos, realizando una adecuada planificación y gestión como es la de mantener y mejorar el canal de contorno construido en el año 2007 entre otras medidas.

El año 2015 comenzó con un embalse prácticamente seco, sin embargo, la naturaleza en el mes de marzo le dio un respiro al Valle de Copiapó, en el aspecto hídrico, con la gran cantidad de precipitaciones, pero causando lamentablemente situaciones catastróficas tanto a nivel personal como material para los habitantes del valle. Paradójicamente esa condición de “embalse seco” permitió aminorar los daños por las crecidas de los ríos ya que el agua y los sedimentos provenientes de quebradas aguas arriba del embalse Lautaro fueron retenidas por la obra evitando daños mayores aun a los producidos. Este paréntesis continuo durante los siguientes años con mayores precipitaciones y acumulación de nieve en la cordillera en los años posteriores y un nuevo evento de altas precipitaciones y aluviones el año 2017. Lo que permitió acumular aguas hasta principios de este año 2022, a pesar que desde el año 2019 hubo pocas precipitaciones y en otras regiones del país la sequía ya se mostraba de manera más agresiva, en el Valle de Copiapó los agricultores pudieron con tranquilidad mantener sus cultivos, precisamente gracias a la buena gestión de la Junta de Vigilancia.

NO CONFUNDIR A
LA OPINIÓN PUBLICA


Hoy mostrar sorpresa por parte de algunos “expertos hídricos” respecto de lo que está sucediendo a nivel nacional y global, solo es un intento por tratar de sacar réditos personales, pues la misma Dirección General de Aguas ya en el año 2020 comenzó a emitir de manera continua los Decretos de Escasez Hídrica para el Río Copiapó de los cuales el último se encuentra plenamente vigente. Lo que se pretende con algunas declaraciones es enfrentar a los agricultores poniendo a unos como malos y a otros como los buenos, se quiere dejar entrever que hay una preferencia sobre las agrícolas grandes frente a los pequeños agricultores lo que es totalmente falso, pues aquí en el tramo del Río Copiapó donde la Junta de Vigilancia tiene su jurisdicción, las cosas son totalmente distintas.

La gran cantidad de hectáreas de uva de exportación que a simple vista se observa al subir al valle en la Comuna de Tierra Amarilla son regadas mayormente con aguas subterráneas, es decir agua de pozos profundos, sobre los cuales la Junta de Vigilancia actualmente no tiene jurisdicción y que son administradas por las Comunidades de Aguas Subterráneas, la cantidad de agua del embalse que se utilizan para el riego de estas hectáreas llega a ser despreciable pues ante un escenario de “embalse seco” o disminución de caudales desde el río, la mayoría de las Empresas Agrícolas tiene la autonomía de seguir con sus procesos solo con aguas subterráneas. Mientras que los agricultores más pequeños no tienen la capacidad ni económica, ni los derechos para captar aguas subterráneas por lo que es en estos usuarios donde la junta pone mayor énfasis tanto en gestión, recursos humanos, técnicos y de inversión, realizando gran cantidad obras de conducción para que les sea más rápido y eficiente la llegada del agua a sus canales de regadío, un grupo de repartidores de aguas equipado y capacitado para atender las necesidades hídricas en tiempo y cantidad de agua y gestionando el aporte como las medidas de compensación de aporte de aguas del Proyecto Caserones que abastece con 180 l/s a esos sectores.

No se debe confundir a la opinión pública y es bueno que los medios de comunicación profesionales contrasten e investiguen cuales son las funciones, deberes y atribuciones de cada una de las organizaciones que interactuamos entorno al recurso hídrico, pues pretender atribuir competencias de la Dirección de Obras Hidráulicas, como lo es la conservación de las riberas de los ríos a las Juntas de Vigilancias es un profundo error, tanto desde el aspecto técnico como desde el económico, pues aunque la Junta de Vigilancia participa en la obtención de subsidios para la realización de obras una intervención del cauce natural de estas magnitudes escapa a las posibilidades de una entidad sin fines de lucro como lo es la Junta de Vigilancia. También es importante que los medios de comunicación investiguen de donde son obtenidos datos, pues se habla de estimaciones de caudales que supuestamente faltarían en el río que técnica y humanamente son imposibles de medir.

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