El último adiós al papa Francisco: miles de católicos se preparan para una despedida sencilla
El papa Francisco, fallecido este lunes 21 de abril de 2025 a los 88 años, es despedido por miles de fieles en la Basílica de San Pedro, en un velorio que refleja su deseo de humildad y sencillez.
Por Felipe Mery Tapia
UNA DESPEDIDA SIN OSTENTACIÓN
Desde la mañana del miércoles 23 de abril, más de 20.000 personas han acudido a la Basílica de San Pedro para rendir homenaje al pontífice argentino. Su féretro, trasladado desde la residencia de Santa Marta, fue colocado directamente frente al altar mayor, sin el tradicional catafalco ni los tres ataúdes que solían usarse en funerales papales. Esta disposición obedece a las reformas litúrgicas impulsadas por el propio Francisco, quien en vida expresó su deseo de evitar rituales recargados y ser recordado como un pastor, no como un «poderoso de este mundo».
A diferencia de lo habitual en los funerales papales, el papa Francisco decidió prescindir del tradicional catafalco. Según la Enciclopedia Católica, este elemento es una estructura elevada —generalmente recubierta con terciopelo— sobre la que se deposita el cuerpo del pontífice fallecido, y que suele ubicarse fuera del presbiterio, en un lugar central para la veneración de los fieles en la Basílica de San Pedro. Esta plataforma, empleada por última vez en el funeral de Benedicto XVI en 2023, fue excluida por expreso deseo de Francisco, en consonancia con su estilo sencillo y su voluntad de reducir la carga simbólica y ceremonial de las exequias.
Del mismo modo, según estimaciones del Ministerio del Interior de Italia, más de 200 mil personas se congregarán este sábado a las 10 de la mañana frente a la Basílica de San Pedro, en el corazón del Vaticano, para asistir al funeral del papa Francisco. Se espera que la ceremonia, cargada de simbolismo y recogimiento, se convierta en una de las mayores manifestaciones de fe y despedida de las últimas décadas.
El cuerpo del papa fue expuesto dentro de un ataúd de madera sencillo, siguiendo las nuevas directrices del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, actualizadas en 2024 por iniciativa suya. El cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell, amigo cercano de Francisco, presidió la ceremonia de apertura del velorio, rociando el féretro con agua bendita.
UN FUNERAL CON SELLO PERSONAL
El funeral de Francisco se celebrará el sábado 26 de abril en la plaza de San Pedro. Siguiendo su voluntad, el papa será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, junto al icono bizantino de la Virgen Salus Populi Romani, al que tenía profunda devoción. Esta elección rompe con la tradición de sepultar a los pontífices en las grutas vaticanas y subraya su preferencia por una espiritualidad cercana al pueblo.
En su testamento espiritual, Francisco también pidió que se simplificaran los títulos utilizados en su funeral, prefiriendo ser recordado como «obispo de Roma» o «pastor», en lugar de apelativos históricos más grandilocuentes.
UNA VIDA DE AUSTERIDAD
Aunque la Santa Sede disponía para él un sueldo mensual cercano a los 32.000 dólares —equivalente a unos 30 millones de pesos chilenos—, el papa Francisco renunció desde el primer día a percibir ese ingreso. Coherente con su mensaje de austeridad y alejamiento de los privilegios, Jorge Mario Bergoglio optó por vivir según sus propias convicciones: sin salario, sin ostentaciones y con una cuenta personal que funcionaba más como canal de solidaridad que como fuente de acumulación.
Según publicaron medios internacionales como The Economic Times y Hindustan Times, esta postura no fue nueva ni improvisada. Ya en 2001, cuando aún era cardenal en Buenos Aires, Francisco había manifestado su decisión de no recibir un sueldo mensual de la Iglesia. En su lugar, contaba con una modesta asignación para gastos personales, que oscilaba entre los 2.500 y 3.000 euros mensuales unos 2,7 a 3,3 millones de pesos chilenos, según el diario español AS.
Pero incluso esa suma era tratada con la misma sobriedad que caracterizó su vida entera. El papa la destinaba habitualmente a donaciones, la colocaba en fideicomisos benéficos o la compartía con familiares necesitados. “A mí no me pagan nada”, dijo él mismo en el documental Amén: Francisco responde, y añadió con sencillez: “Cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”.
EL LEGADO CONTINÚA
Tras su fallecimiento, el cardenal Kevin Farrell asumirá temporalmente las funciones papales como camarlengo, supervisando la transición hasta la elección del nuevo pontífice. Farrell, de origen irlandés y nacionalizado estadounidense, fue nombrado por Francisco en 2016 y ha sido uno de sus colaboradores más cercanos, para muchos siendo su mano derecha.
Cuando en 2019 el papa Francisco le ofreció a Kevin Farrell el cargo de camarlengo —la figura encargada de asumir temporalmente las funciones papales tras la muerte del pontífice—, la respuesta del cardenal estuvo cargada de afecto y humor. Con un gesto que revelaba la cercanía entre ambos, Farrell replicó con una sonrisa: “Sí, con una condición: ¡que seas tú quien oficie mi funeral!”. Aquella frase, nacida de la complicidad, hablaba con elocuencia del vínculo profundo que los unía.
Mientras el mundo católico se prepara para el cónclave que elegirá al sucesor de Francisco, miles de fieles continúan llegando al Vaticano para despedirse de un papa que, con gestos sencillos y decisiones valientes, dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia.