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Educar en clave de nuestra cultura: escenarios educativos interculturales en Atacama (parte I)

Junji pudo avanzar progresivamente en el mejoramiento de sus procesos pedagógicos desde 1990, debido a la experiencia y trayectori, que tuvo en sus jardines, donde crecieron avances de tanta trascendencia que hoy son partes de la pedagogía del nivel.

A partir de 1990, la educación chilena se vio desafiada a importantes transformaciones que marcaron un nuevo tiempo para el país, con procesos sociales que demandaban un marco político e institucional más moderno y dinámico. En este escenario, la educación inicial puso en marcha sus esfuerzos en la transformación de un curriculum que atendiera integralmente a las necesidades de cada niño y niña, retomando la centralidad del fenómeno educativo en el aula. En esta plataforma de cambios, la insigne educadora de párvulos María Victoria Peralta Espinosa, asume la dirección de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, enfrentando los serios desafíos que la educación parvularia debía abordar, encaminándose hacia el siglo XXI.

La JUNJI, pudo avanzar progresivamente en el mejoramiento de sus procesos pedagógicos desde 1990, gracias a su experiencia y trayectoria, que tuvo en sus jardines, un crisol en donde crecieron avances de tanta trascendencia, que hoy son partes de la pedagogía del nivel. La lucidez intelectual y la preparación de María Victoria Peralta, condujeron a la institución en la entrega de respuestas pertinentes a las necesidades educativas. En 1989, en Nueva Imperial, región de la Araucanía, se firma un acuerdo entre los dirigentes de pueblos originarios, en su mayoría mapuche con Patricio Aylwin, quien asumió la administración del país entre 1990 a 1994. Este convenio sustentó las bases de la promulgación de la Ley Indígena 19.253, publicada en octubre de 1993. Este período, reviste gran importancia en los procesos de organización indígena contemporáneos, a lo largo del territorio, brotando numerosos procesos de resignificación de la identidad indígena.

Previamente, la JUNJI avanzaba en la construcción de un encuadre curricular más conectado con la vida nacional. De esta forma, el 22 de agosto de 1991 en el ex edificio Diego Portales, hoy centro cultural GAM se lleva a cabo el 2° Simposio de Educación Parvularia en Chile, donde María Victoria Peralta ofrece la ponencia: “El desarrollo de currículas culturalmente pertinentes en la Educación Parvularia” y que fue comentada por el académico Carlos Munizaga, forjador de la primera Escuela de Antropología del país, en la Universidad de Chile. A juicio de Munizaga, en esa época existía una limitada incorporación de materias culturales propias del país, en el curriculum escolar y particularmente, el de la Educación Parvularia. Este hecho, poco conocido, fue la antesala de la incorporación de la categoría de “pertinencia cultural” en la pedagogía de este nivel, siendo adecuado como “curriculum pertinente” y que expresa que la composición de los contenidos que lo conforman, deben estar vinculados con la identidad social de los contextos en donde se educa, pues el territorio nos brinda una matriz cultural que debe cumplir una función pedagógica para la infancia.

Durante la década de 1990, la JUNJI promovió una serie de modalidades de atención alternativa, que gravitaban en postulados de la educación social o popular, surgida en América Latina a finales de los 50, materia ampliamente documentada por las ciencias sociales. Es así, como nacen los jardines infantiles alternativos y particularmente, las modalidades étnicas o en comunidades indígenas. En nuestra región, durante esos años, se vivía un importante proceso de reconstrucción cultural, dada por los pueblos Colla y Diaguita. Para 1995, ya existían comunidades constituidas en las localidades de Copiapó y Diego de Almagro. Protagonista de este proceso de etnogénesis, fue Nidia Bordones Cardozo, que desde 1997 ha sido la encargada del jardín infantil “Inti-Marka”, ubicado en el sector Paipote.

Nidia, nos relata que su familia fue parte de la conformación de la primera comunidad Colla de comuna de Copiapó, fundada el 05 de julio de 1995, en el esfuerzo dado por sus autoridades tradicionales Oscar Pacho y Jesús Cardozo, yatiri y madre de nuestra agente educativa. Los Collas, hijos e hijas de las alturas infinitas, son un pueblo originario que ha forjado su identidad en los sectores precordilleranos al interior de Copiapó y que vivieron en estos prístinos territorios por largas décadas, desarrollando un proceso cultural transhumante, movilizados por los distintos ciclos de la naturaleza. Doña Jesús Cardozo fue una de las primeras autoridades ancestrales del pueblo Colla. Nacida al interior de la precordillera, en la quebrada de San Andrés, fue tributaria de una familia que se asentó en este territorio en las postrimerías del siglo XIX. Su padre, murió a la edad de 125 años, en 1959.

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