“DIDI” O “EL FUTURO YA LLEGÓ”
POR LUIS SOTO ROGEL,
MAGISTER EN EDUCACIÓN,
ONG MILLENIUM ATACAMA.-
En los tiempos antiguos la tierra era el bien más importante del mundo y la política, por su parte, era una lucha por controlar la tierra y evitar que se concentrara demasiada en una pocas manos, y la sociedad se dividía entre aristócratas y plebeyos. En la época moderna, las máquinas y las fábricas resultaron más importantes que la tierra, entonces la sociedad se parapetó, según la propiedad de estos medios vitales de producción, entre capitalistas y proletarios. Sin entrar a discutir si ambas visiones han sido superadas, hoy en día se predice que la futura política será una lucha para controlar el flujo de datos.
Así, en los últimos días hemos tenido noticias de las medidas de investigación de la empresa Didi por parte del gobierno chino. La empresa Didi es una compañía china privada de transporte fundada en el 2012 por Chen Wei, un ex gerente de ventas de Alibaba, la mundialmente conocida empresa de comercio electrónico en internet. Didi comenzó operando como un servicio para reservar taxis, ya que hasta 2016 los autos privados no podían ofrecer el transporte de pasajeros en China. Actualmente Didi es una gigantesca empresa que proporciona vehículos y taxis de alquiler a través de aplicaciones de teléfonos inteligentes. Su ámbito de operaciones alcanza actualmente, aparte de China, a muchos países de todo el mundo como Rusia, Japón, Sudáfrica, Australia, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Brasil, etc.
Sin embargo en China, el gobierno se ha centrado en investigar sus prácticas de seguridad, dada la cantidad de datos que esta compañía maneja a partir de la recolección de información que ha recogido no sólo del tráfico vehicular o el trazado de mapas por donde circulan sus móviles, sino de la gran cantidad de información personal de sus usuarios, dado que estos, entre otros datos, entregan el número de su celular, lo que en China está vinculado con sus nombres e identificaciones reales, como también se suelen compartir fotos, ubicación de casa, oficina, género, edad, ocupación y compañías para las que trabajan. Incluso podrían proporcionar datos de reconocimiento facial, aparte de la posibilidad de que al interior de los automóviles halla cámaras y grabadoras de voz que puedan capturar conversaciones personales.
Para el gobierno chino todo esto plantea una gran preocupación, ya que es muy cauteloso del control privado de bases de datos masivos y del riesgo de que esa información pueda caer en poder de quienes puedan hacer un uso en su contra de sus intereses, especialmente después de que las acciones de Didi se vendieran en oferta pública y empezaran a transarse también públicamente en la Bolsa de New York.
Que el gobierno de un país con una estructura de control social interno tan riguroso como la del gobierno chino esté preocupado siguiendo esta acumulación de información, supone que es cada vez más factible que no solo sea una fantasía de los predictores del futuro o una especulación de los que sustentan teorías conspirativas, el que la concentración de los datos podrían suponer una sociedad estratificada de una manera muy diferente a la que hemos conocido, y que se aleje cada vez más de las legítimas pretensiones de igualdad y justicia a la que aspira la especie humana, toda vez que un grupo de selectas personas podrían, por el poder del dinero, llegar a tener en sus manos la facultad de manejar a su arbitrio información que les facultaría el controlar todo y a todos, subordinándolos a la manera de la famosa novela política de ficción distópica, escrita entre 1947 y 1948 por George Orwell titulada “1984”. En cierta forma esta novela de ciencia ficción social anticipa lo que podría suceder a largo plazo, si es que ya no sucede, cuando al unir suficientes datos y suficiente poder de cómputo, los gigantes de los datos como Google, Facebook, Baidu, Tencent, podrían acceder a los secretos más profundos de la vida, como estaría sucediendo no sólo en China. De esa manera, usando tales conocimientos, sus propósitos podrían ir desde vender información para la operatividad ventajosa de diversas Compañías, hasta dotar a otras de información que les permitiera manipularnos eligiendo por nosotros. En otros casos, hasta para crear o remodelar formas de vida inorgánicas, sabiendo que para esas entidades los seres humanos no solo somos sus clientes sino a la vez, su insumo y su producto.
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