CONSTITUCIÓN, GÉNERO Y PANDEMIA
POR MIRIAM HENRÍQUEZ VIÑAS,
PROFESORA DERECHO CONSTITUCIONAL.-
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Mientras por estos días se debate y se defiende la paridad en la integración de las listas a la Convención Constitucional, el Covid-19 sigue amenazando con un segundo momento crítico. Esta semana, 6 de las 9 comunas de nuestra región se encuentra en fase 2 y se realizan grandes esfuerzos para evitar los contagios y el retroceso a cuarentena. En este contexto, un proceso constituye cruzado por la pandemia, quiero destacar los efectos inequitativos que ésta ha producido respecto de las mujeres en los planos económico, sanitario, de seguridad y de protección social. Marco que impone insistir en la discusión de los contenidos constitucionales con perspectiva de género.
Los impactos económicos derivados de la crisis sanitaria han sido más graves para las mujeres porque tienen una menor participación laboral, generalmente perciben menores ingresos, ejecutan trabajos precarios, informales y de tiempo parcial, o están desempleadas sin cobertura de seguridad social ni ahorros. Además, las mujeres han asumido la mayor carga del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. En el ámbito sanitario, si bien las cifras informan que en Chile se contagian y mueren menos mujeres que hombres por el Covid-19, el acceso a los servicios de salud por otros requerimientos hoy está más restringido para las mujeres, por ejemplo, a propósito de la salud sexual y reproductiva. Probablemente lo más grave es que el confinamiento ha incrementado exponencialmente la violencia doméstica contra las mujeres y la violencia sexual contra las niñas, además de la dificultad para denunciarla.
Estas son solo algunas muestras del efecto desigual de la pandemia en desmedro de las mujeres. Es más, la intersección del género con otras condiciones de vulnerabilidad complejiza la situación de las mujeres migrantes, indígenas, trabajadoras de casa particular, privadas de libertad, del colectivo LGTBI, mayores, con discapacidad, pobres, sin vivienda y un largo etcétera.
Empero, las mujeres no son solo las principales víctimas de la pandemia, han sido protagonistas en la lucha por su superación. Miles siguen trabajando incansablemente contra la enfermedad, son la mayoría del personal de salud y en el área del trabajo social. Las mujeres también lideran y coordinan el trabajo para apoyar a sus comunidades con comedores, las ollas comunes, el cuidado de niñas y niños. Para erradicar estas desigualdades y para evitar que este panorama se profundice o se repita, la futura Constitución debe consagrar una norma sustantiva de igualdad entre hombres y mujeres en el goce de los derechos, prohibir la discriminación de género en la esfera pública y privada, prohibir todas las formas de violencia de género, reconocer el derecho a la salud sexual y reproductiva, establecer el derecho al trabajo y la igualdad salarial, entre otros asuntos. Solo de esa forma, podrá construirse un pacto social más sostenible, incluyente, justo e igualitario.