Atentado a la memoria del escritor Salvador Reyes Figueroa
Por: Eduardo Aramburú García.
El monolito en homenaje a Salvador Reyes Figueroa, fue vandalizado por una o varias personas. Se cree que fue alrededor del 19 de noviembre. Este símbolo de la memoria, instalado en Colipí casi esquina de Infante, por gestión del historiador Oriel Álvarez Gómez, su primo Juan Marcó Figueroa y la Hermandad de la Costa, tiene un gran valor patrimonial. Ese monolito no solamente es una roca gigante, y la placa de bronce adosada no era solamente una aleación de metal, compuesta de cobre y estaño.
Esa roca y placa se instaló en ese sector para simbolizar, recordar, visualizar desde la historia el lugar donde nació y vivió los primeros años el Premio Nacional de Literatura Salvador Reyes. En recuerdo de ese lugar y específicamente de la casona que allí había antes que Entel construyera, sirvió, en base a sus recuerdos, para escribir la novela Copiapó, donde el autor describe magistralmente la casa de su niñez y de sus alrededores.
¿Pero quién fue Salvador Reyes, y por qué es importante reponer la placa con una síntesis de su obra?
Nos dejó como herencia más de treinta libros. Desde 1939, comenzó su carrera diplomática, al asumir el cargo de cónsul en París durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda. Posteriormente siguió sirviendo a la diplomacia, asumiendo cargos en Barcelona, Londres, Roma y Haití.
En 1954, viajó la Antártida, con cuya experiencia escribió El continente de los hombres solos. Desde la Antártida, evoca la zona de sol y soledades, misterios y recuerdos de su infancia:
“Desde el oscuro mar surgen los recuerdos confusos de la infancia como finas espirales de humo: Copiapó, la antigua casa y el cuarto donde colgaban armas de Adiós al Séptimo de Línea (creemos que quiso decir de los Batallones Atacama). Historias de batallas y aparecidos… primeras siluetas femeninas, casi inmateriales … Que largo camino recorrido para llegar a esta noche del Sur, incierta, breve, vana como la vida”.
En 1960, se incorpora a la Academia Chilena de la Lengua, al año siguiente es enviado como diplomático a Turquía, tiempo que aprovecha para viajar a la India, Tailandia y Vietnam.
En 1964, regresa a París, donde reside hasta su jubilación en 1967. Ese mismo año recibe el Premio Nacional de Literatura, y regresa definitivamente a Chile. En noviembre de 1969, a través del Comité pro casa de la cultura lo invitamos para que participara en las actividades que los escritores habíamos preparado con motivo del aniversario 225 de Copiapó, pero no pudo viajar pues ya estaba muy delicado de salud.
Falleció en Santiago, el 27 de febrero de 1970.