Región - Actualidad

Astroturismo en Alto del Carmen, San Félix y El Tránsito: Una Ventana hacia el Universo

En el desierto más árido del mundo, la Región de Atacama, se encuentra un tesoro que no solo atrae a científicos, sino también a amantes de la astronomía y curiosos del cosmos: el astroturismo. En particular, lugares como Alto del Carmen, San Félix y El Tránsito se han perfilado como destinos ideales para aquellos que buscan escapar de la contaminación lumínica y disfrutar de cielos
despejados, llenos de estrellas.

En un contexto donde la contaminación lumínica amenaza incluso a los observatorios más reconocidos del país, estas
localidades emergen como refugios para la observación astronómica.

La Grandeza de los Cielos Atacameños. La Región de Atacama es célebre por sus cielos oscuros y despejados, lo que la convierte en el hogar de algunos de los observatorios más importantes del mundo, como el Very Large Telescope (VLT) y el futuro Extremely Large Telescope (ELT). Sin embargo, estos santuarios de la astronomía enfrentan una creciente amenaza: la contaminación lumínica. Desde el Observatorio
Paranal, a tan solo 130 kilómetros al sur de Antofagasta, los astrónomos han observado cómo el brillo artificial de las ciudades comienza a teñir el cielo oscuro que alguna vez fue su refugio. Eduardo Unda-Sanzana, director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, advierte sobre la expansión de este fenómeno: “La contaminación lumínica no es un problema local; se extiende a grandes distancias, afectando incluso a lugares remotos”.

En este contexto, el astroturismo en localidades como Alto del Carmen, San Félix y El Tránsito no solo se convierte en una escapatoria para los turistas, sino también en una acción de conservación de la oscuridad del cielo. Estos destinos ofrecen la oportunidad de experimentar la inmensidad del universo sin las interferencias del brillo urbano, permitiendo a los visitantes observar constelaciones, planetas y fenómenos astronómicos con una claridad que pocas regiones pueden ofrecer.

Alto del Carmen: Un Mirador Natural

Alto del Carmen, con su imponente paisaje montañoso y su bajo nivel de contaminación lumínica, se presenta como un lugar privilegiado para la observación de estrellas. Este pequeño pueblo, ubicado a unos 120 kilómetros de la ciudad de Vallenar, es ideal para aquellos que desean desconectarse de la rutina diaria y sumergirse en la tranquilidad del desierto. Durante las noches despejadas, el cielo se convierte en un espectáculo deslumbrante, y los astroturistas pueden disfrutar de actividades como observación de estrellas guiadas por expertos, talleres de astrofotografía y noches de campamento bajo un manto de estrellas.

Los guías locales, apasionados por la astronomía, comparten su conocimiento sobre las constelaciones y los cuerpos celestes, creando una experiencia educativa y fascinante que enriquece la visita. Además, el desarrollo de infraestructuras adecuadas para el astroturismo en la región ha permitido que más personas accedan a estos encantos naturales, promoviendo al mismo tiempo la conservación del entorno.

San Félix y El Tránsito: Un Encuentro con el Cosmos

San Félix y El Tránsito, ubicados en la provincia de Huasco, son otros puntos destacados en el mapa del astroturismo en la Región de Atacama. Estas localidades no solo ofrecen cielos despejados, sino también una rica cultura que invita a los visitantes a disfrutar de la gastronomía local y las tradiciones del norte de Chile. La combinación de paisajes impresionantes, cielos oscuros y una comunidad acogedora crea un ambiente propicio para el astroturismo.

En San Félix, los turistas pueden participar en actividades nocturnas que incluyen la observación de meteoritos y planetas a través de telescopios de alta potencia. Aquí, los cielos son tan claros que la Vía Láctea se convierte en una cinta brillante que atraviesa el firmamento, un espectáculo que deja a los visitantes sin aliento. Por su parte, El Tránsito se ha convertido en un destino popular entre los astroturistas, gracias a su proximidad a los observatorios y la posibilidad de realizar excursiones nocturnas al desierto, donde la oscuridad
es total y el silencio se convierte en un aliado perfecto para la observación astronómica.

Conversamos con el guía local y fotógrafo que se ha especializado en el astroturismo, Rodrigo Escuti Muñoz, quien nos ha proporcionado las fotos que acompañan este reportaje y que señala: “Vivo en una de esas comunas privilegiadas: en Alto del Carmen, el Huasco Alto, en donde he tenido la dicha de observar y registrar cometas (como el Tsuchinshan-Alas o cometa del Siglo, que pudimos ver Claramente desde nuestras tierras en especial en el mes de Octubre), lluvias de estrellas, conjunciones, súper lunas, oposiciones de planetas y hasta más de un objeto extraño de los que explicación no tengo. En esta privilegiada comuna tenemos que salir solo un poco para observar
nuestros cielos. En 20 minutos caminando puedo subir a la sierra Tatul (la que divide los Valles del Tránsito y El Carmen, o bien internarme de la misma forma en la quebrada Pié de Gallo, entre otros. Sin lugar a dudas un sector maravilloso por sus cielos oscuros es la localidad de Pinte, ubicada a unos 46 km de Alto del Carmen por el Valle del Tránsito, lugar lleno de mística e historia, tierra del Gigante de pinte y sus fósiles de millones de años.”

Retos y Oportunidades en el Astroturismo

En el desierto de Atacama, donde la aridez del paisaje contrasta con la infinita belleza del cosmos, se libra una batalla silenciosa por preservar uno de los mayores tesoros de Chile: sus cielos oscuros. Desde los observatorios astronómicos que se alzan imponentes en esta región, los científicos observan con creciente preocupación cómo la contaminación lumínica amenaza con arrebatarles uno de los bienes más preciados para su trabajo: la oscuridad.

«Estamos hablando de un fenómeno que no es local, sino que abarca grandes distancias. A 70 kilómetros sigo viendo contaminación, a 140 kilómetros también, incluso a 300 kilómetros la contaminación lumínica sigue presente» advierte Eduardo Unda-Sanzana, director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta. Este deterioro del cielo nocturno pone en riesgo no solo la calidad de las observaciones astronómicas, sino también la riqueza natural y cultural que atrae a miles de visitantes ávidos por contemplar las
maravillas del firmamento.

La región de Atacama, con sus cielos prístinos y su entorno desértico, se ha convertido en un destino codiciado por los amantes del astroturismo. Lugares como Alto del Carmen, San Félix y El Tránsito, lejos de los centros urbanos, ofrecen la oportunidad de sumergirse en una experiencia mística, donde la tenue luz de las estrellas transforma el paisaje en un escenario de ensueño. Sin embargo, esta joya natural corre el riesgo de ser opacada por el creciente brillo artificial que irradia desde las ciudades y los proyectos industriales.

«La preservación de los cielos oscuros no es solo una cuestión estética, es una condición habilitante para el desarrollo basado en ciencia y conocimiento» explica Juan Pablo Valenzano, coordinador de proyectos en la Fundación Cielos de Chile. Y es que la astronómica chilena, con observatorios de talla mundial como el VLT, ALMA y, próximamente, el ELT, depende en gran medida de la calidad de los cielos nocturnos para llevar a cabo sus investigaciones. Cada rayo de luz que escapa hacia el firmamento representa un obstáculo para estas instalaciones científicas que han convertido a Chile en un referente global.

Pero el impacto de la contaminación lumínica no se limita solo a la astronomía. Estudios recientes han demostrado que este fenómeno también afecta la salud humana y la biodiversidad. «La exposición prolongada a luz artificial interrumpe los ciclos circadianos, disminuye la producción de melatonina y aumenta el riesgo de enfermedades como la obesidad, la diabetes y varios tipos de cáncer» advierte Valenzano. Además, las aves migratorias, que se guían por la luz de la luna, se desorientan y quedan expuestas a depredadores, poniendo en peligro a al menos 16 especies endémicas de Chile.
Sin embargo, no todo está perdido. En los últimos años, se han implementado una serie de iniciativas a nivel local que buscan mitigar el impacto de la contaminación lumínica y preservar la belleza de los cielos nocturnos. Municipios como Puente Alto, Vicuña y Antofagasta han adoptado medidas innovadoras, desde el uso de luminarias LED con sensores de movimiento hasta el apagado del alumbrado público durante la madrugada en áreas estratégicas.
Pero el desafío no es solo tecnológico, sino también cultural. «Existe la falsa creencia de que más luz significa más seguridad, lo que ha llevado a la proliferación de luces LED blancas de alta intensidad, que son perjudiciales
tanto para la salud como para el medioambiente» comenta el astrónomo Unda-Sanzana. Revertir esta percepción y fomentar una cultura de la iluminación eficiente será crucial para lograr un equilibrio entre el desarrollo y la preservación de los cielos oscuros.

La nueva normativa lumínica que entró en vigor el 19 de octubre de 2024 en Chile es un paso en la dirección correcta. Esta legislación establece límites para la temperatura de color de las luminarias y prohíbe la iluminación publicitaria y deportiva durante la madrugada, con plazos más estrictos en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo. Sin embargo, los expertos advierten que aún quedan desafíos por resolver, como la fiscalización efectiva y la necesidad de metodologías más precisas para medir y regular la contaminación lumínica.

En esta batalla por el cielo nocturno, el futuro del astroturismo en Atacama está en juego. Si logramos implementar soluciones inteligentes y educar a la población sobre los beneficios de una iluminación eficiente, no solo preservaremos la riqueza astronómica de Chile, sino que también resguardaremos un patrimonio natural y cultural que atrae a miles de visitantes ávidos por sumergirse en la magia del universo. Porque los cielos oscuros no son un lujo, sino una parte esencial de nuestra identidad y un legado que debemos proteger para las generaciones venideras.

Finalmente, nuestro guía Rodrigo Escuti nos invita a disfrutar en diciembre de los eventos astronómicos que ya iniciaron el 14 de diciembre con la lluvia de estrellas gemínidas: “En este mes de diciembre tienes mucho que observar, por ejemplo: Las constelaciones de verano, comandadas por Orión el cazador y su inconfundible cinturón (las tres marías le llamamos popularmente), la constelación de Tauro con su “árbol de navidad” adornado por Aldebarán, su estrella principal. Ver a Sirio, la estrella más brillante de nuestro cielo nocturno. También tenemos planetas a la Vista, en especial, Saturno, el señor de los anillos; a la vista también está Júpiter, el gigante gaseoso que hoy por
hoy está en su órbita más cercana a nuestro planeta por lo que brilla intensamente bajo la constelación de tauro, o Venus, que brilla hacia el Oeste, formando una especial noche de luceros.”

Contacto Rodrigo Escuti Muñoz Escuti Fotografía
rescutimunoz@gmail.com www.instagram.com/escutifotografia