Economía y Minería

Exclusivo: Diario Chañarcillo tuvo acceso a detalles de los trabajos de ingeniería en mina Alcaparrosa para controlar infiltración de agua

(Por Héctor Naveas Olguín).- Ante la formulación de cargos por parte de la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA), en contra de la Minera Ojos del Salado por el socavón en Tierra Amarilla, donde una de ellas fue calificada por este organismo como gravísima, y que apunta a la modificación de la infraestructura minera ambientalmente evaluada generando afectación en el acuífero del Río Copiapó, Diario Chañarcillo tuvo acceso exclusivo a las medidas de mitigación y de ingeniería que la empresa está desarrollando en mina Alcaparrosa para controlar la infiltración de agua.

Una importante medida operacional tomada por la compañía es el control del ingreso de agua al caserón Gaby 4 que se produjo con la formación del socavón.  Para cumplir este objetivo, la compañía ejecutó un plan de contingencia el cual incluyó la construcción de muros para sellar y aislar el sector afectado.

Para ello se desarrolló un proyecto de ingeniería compleja y de alto nivel, para diseñar y construir las estructuras que permiten sellar el paso del agua en cuatro puntos de acceso al caserón.

Las obras se realizaron a más de 200 metros de profundidad promedio y cada una consideró un muro de hormigón de once metros de ancho, con sistemas de anclaje, drenaje y monitoreo.

La minera aseguró que, “la construcción de los muros ya está finalizada y actualmente seguimos monitoreando el área con cámaras e instrumentos de medición”.

La empresa subrayó que Ojos del Salado ha desarrollado una política de transparencia y disposición para colaborar con la autoridad, aportando toda la información disponible y realizando estudios que ayuden a analizar el origen del socavón y contar con información que de tranquilidad y certeza a las autoridades y comunidad de Tierra Amarilla.

A continuación algunos detalles de las obras de ingeniería de control de ingreso de agua.

Los trabajos se realizaron a más de 200 metros de profundidad. En específico, se seleccionaron cuatro puntos para las estructuras que permiten sellar el paso del agua: dos en el nivel 270, uno en el nivel 200 y otro en el nivel 290.

Se limpió la zona a cabalidad. Esta fase fue relevante, pues facilitó el anclaje contra la roca viva, ya que, si se aplica el hormigón y hay suciedad o grava en el suelo, el agua podría pasar a través de estos materiales, entonces todo el hormigón va a roca viva.

Se instalaron mallas para resguardar la seguridad de los trabajadores, las cuales fueron retiradas una vez que concluyeron los trabajos.

Se instalaron tuberías en el cuerpo de los muros de los túneles que están en los niveles 200 y 270 metros de profundidad. El objetivo de las tuberías es ser un desvío del agua para que en el momento de la construcción estos sectores no se encuentren inundados, de modo que se pueda hormigonar -echar hormigón-.

Los muros se construyeron dentro de cavernas rectas. Estos son de hormigón y se unieron a la pared de la caverna mediante anclajes de acero (alrededor de 500 anclajes). El fierro de construcción (anclaje) es un acero que tiene alta calidad y se usa bastante en minería porque tiene alta resistencia. De esta manera, estos anclajes van a parar este sello cuando el agua comience a subir de nivel.

Estructuras horizontales: se construyeron dos muros de 11 metros de ancho y con la altura de la caverna (aproximadamente 6 metros de alto). Uno de ellos fue hormigonado en el nivel 200, y el otro a 270 metros de profundidad.

Los trabajos que se hicieron en los túneles que están a 200 metros de profundidad cuentan con instrumentación de control y monitoreo en todos los sellos para hacer seguimiento al comportamiento de los “sellos”.

Extensómetro control de estabilidad exterior sello roca:  Se instalaron sistemas de monitoreo en contacto sello-roca de manera de identificar en forma oportuna potenciales deformaciones del macizo rocoso que pongan en riesgo la estabilidad del sector. También se instaló un sensor de tensión en sello por fuera de la zona inundada, de manera de identificar en forma oportuna potenciales deformaciones del macizo rocoso que pongan en riesgo la estabilidad del sector.  

Se instaló también un sensor de cuerda vibrante, que medirá la presión hidrostática y el nivel de agua que se ejerce sobre el muro y la galería.

 

 

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