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Atacama recuerda a víctimas del terremoto que acabó con ella

Onemi Atacama rinde tributo con respeto a todos quienes perdieron la vida en aquel desastre, así como a los sobrevivientes que con mucha resiliencia salieron adelante.

(Por Frenny Kelly Granado). Ayer Atacama conmemoró una de las fechas más trágicas que marcan su historia; hace 98 años un terremoto devastador marcó un antes y un después de esta región. Casi una centena ha pasado del evento que cobró la vida de innumerables de personas y dejó damnificadas a muchas otras.

Fue el 10 de noviembre de 1922 cuando a las 22:50 horas la tierra se estremeció; la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio de Interior (Onemi) recordó que se trató de un sismo de mayor intensidad que alcanzó un 8,5 en la escala Richter. Además, marcó 35 kilómetros de profundidad.

El movimiento telúrico se sintió desde la Región de Antofagasta hasta la Metropolitana, pero su epicentro fue en Vallenar; específicamente en la frontera de Chile con Argentina, donde se afectaron las provincias La Rioja, Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, San Juan, Mendoza y en San Luis.

En Vallenar causó total devastación y en Copiapó hubo severos daños. Y es que ¿cómo no?, si la tierra se estremeció por unos 11 minutos, aproximadamente. La tragedia rondó por todos los recovecos de la región; hubo miles de muertos, heridos, desaparecidos y de damnificados.

Los deterioros estructurales se registraron con cuantiosas pérdidas; tanto, que en Vallenar se produjeron grietas de hasta más de un metro de profundidad. El río Los Choros, que en aquel entonces era uno de los torrentosos de Chile, se hundió a las napas; hasta el día de hoy no ha vuelto a emerger.

Además de esto, hubo un tsunami en Caldera, Chañaral, Huasco y Coquimbo. Algo típico en este tipo de terremotos. Los expertos de la época creyeron que se causó por un deslizamiento submarino provocado por el terremoto. El temblor surgió desde adentro de la cordillera de Los Andes.

En Caldera, el tsunami llegó a las costas transcurridos 15 minutos después del sismo; las olas alcanzaron los ocho metros de altura y su fuerza destruyó varias edificaciones, incluida la Aduana. En Chañaral fue peor. El tsunami tuvo tres oleadas; la primera llegó a la costa alrededor de una hora después del terremoto.

Con una altura máxima de nueve metros llegó hasta un kilómetro tierra adentro. La estación del ferrocarril, la maestranza, la escuela, la fundición de la compañía francesa, el teatro, la compañía de bomberos, los hoteles y la Caja de Ahorro quedaron destruidos.

En Huasco la altura de la ola fue de cinco metros. Otros poblados como Carrizal Bajo, Tongoy, y Los Vilos también sufrieron el embate del mar. En cambio, en Coquimbo también se observaron tres oleajes, siendo la última la más destructiva, con una altura máxima de siete metros.

El tsunami recorrió gran parte de la cuenca del Océano Pacífico y abarcó diferentes costas como las del Callao en Perú (2,4 m), California (0,2 m 13,0 horas de retraso), Hawái (2,1 m 14,5 horas), Samoa (0,9 m 14,1 horas), Japón (0,3 m), Taiwán (0,03 m), Nueva Zelanda (0,1 m), Australia (0,2 m) y Filipinas (0,1 m).

¡Fue terrible para la gente!, por ello “desde la Onemi Atacama recordamos con respeto a todos quienes perdieron la vida en aquel desastre, así como a los sobrevivientes que con mucha resiliencia salieron adelante”.

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