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Charlando con el Tío Pepe:

¡¡PASAMOS AGOSTO!! Por: MAGUIN CARVAJAL CORTES Periodista

Tempranito me llamó mi Tío. Con su mejor voz, lleno de alegría y casi a gritos, me dijo:

“¡¡Se dio cuenta sobrino, Pasamos agosto!!, con pandemia y todo estamos vivitos y coleando, así es que tiene tío para rato, y cuando digo pasamos, incluyo a su tía, que también está de lo más bien, sanita y cuidándose al igual que yo”.

“Ese es cuento no más que los más viejitos se van al cielo justo en el mes de agosto. Creo que también junto a nuestra responsabilidad personal hemos tenido un poco de suerte, ya que el bicho ese que anda matando gente, felizmente aún no llega por estos lados… y ojalá no llegue nunca”.

No le quise interrumpir su alegría, porque me di cuenta que pese a los años mi Tío Pepe sigue pensando en positivo y sé que para él, esto del encierro obligado no es algo que le quite ni su buen humor ni sus deseos de vivir. Recuerdo que más de alguna vez me ha confidenciado que a estas alturas de la vida, su hogar es como un oasis de tranquilidad, donde tiene su privacidad y comparte con la tía como si recién estuviesen pololeando. Vive sin problemas, sin achaques y eso lo atribuye a que todos los días se toma su vinito tinto a la hora de almuerzo. Me dice que es como su tónico.

Sin embargo, mi Tío se acordó de algunos amigos que ya se han ido, no ahora en agosto, sino durante el transcurso del año. Algunos se los llevó el covid 19 y otros, cumplieron su ciclo vital.

“Lo único que me apena, sobrino, es que varios amigos míos, algunos más jóvenes que yo, ya no están con nosotros y se me va achicando el círculo de las buenas amistades. Es más, cada vez que miro para atrás, veo que hay menos en la fila… pero bueno, así es la vida, y no hay que amargarse por eso. Ya nos llegará el turno a nosotros, pero mientras tanto miremos la vida con optimismo. Da gusto despertar cada mañana y sentir el canto de los pajaritos, la belleza de las flores, el cariño de la familia, el contacto de los nietos, de los hijos y también de los amigos que nos quedan”.

Como ahora nos comunicamos por videollamadas, puedo verlo y sentir que lo que me está diciendo es verdad. No lo veo triste ni acabado, y muchas veces ha sido él quien me infunde bríos renovados para continuar adelante. Realmente estoy orgulloso de tener un tío como él.

Ojalá mucha gente siguiera su ejemplo,. Sin amargarse, sin ver lo negativo de los demás, sino que viviendo una vida feliz, de un adulto mayor que cuenta con el cariño de toda su familia.

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