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Copiapinos triunfan en el sur: Leonardo Olivares y Luciana Ortiz de Zárate se coronan campeones nacionales de cueca juvenil

El pasado 8 de febrero, la cueca copiapina celebró un hito histórico. Leonardo Olivares y Luciana Ortiz de Zárate, jóvenes de 14 años, lograron el primer lugar en el Campeonato Nacional de Cueca Juvenil, representando con orgullo a la Región de Atacama. La competencia se llevó a cabo en Bulnes, Región de Ñuble, y reunió a dieciséis parejas, una por cada región del país, en una intensa disputa por el título que se extendió del 5 al 9 de febrero.

En una entrevista exclusiva para Diario Chañarcillo, los campeones compartieron sus emociones, aprendizajes y el arduo camino que los llevó al triunfo.

Por Felipe Mery Tapia.

PASIÓN POR LA CUECA DESDE LA INFANCIA

Aunque sus caminos hacia la cueca fueron distintos, el amor por la danza tradicional chilena los unió en una potente dupla ganadora. Leonardo confesó que su interés por la cueca comenzó como algo pasajero: “Quería aprender solo para bailar el 18 de septiembre. Pero después me di cuenta de que la cueca se baila todo el año y es algo que debería estar más presente en el país”.

Luciana, por su parte, relató que la danza siempre fue parte de su vida: “Bailo cueca desde muy chiquitita. En los colegios hacían campeonatos internos y me preparaba mucho. Con el tiempo me uní a distintos clubes hasta llegar a Amigos de la Cueca, donde encontré un espacio muy especial”.

Del mismo modo, Luciana participa en el Club de Cueca «Amigos de la Cueca», mientras que Leonardo es miembro del taller folclórico «Alma Corazón y Cueca».

EL CAMINO A LA COMPETENCIA

Participar en un campeonato nacional no es tarea fácil. Los jóvenes dedicaron largas horas de ensayo y enfrentaron múltiples desafíos para perfeccionar cada movimiento. Luciana destacó el sacrificio y la perseverancia detrás del título: “Ensayábamos todos los días, de domingo a domingo. Fue un trabajo no solo nuestro, sino también de nuestros preparadores y familias. El reconocimiento es un premio al esfuerzo colectivo”.

Leonardo, quien ya había participado en un nacional sin obtener resultados, encontró en esta experiencia una motivación adicional: “Me propuse como meta cumplir mi sueño de ser campeón. Verlo logrado hace que todo valiera la pena”.

LOS DESAFÍOS

El campeonato fue una experiencia cargada de emociones. Para Luciana, el desafío más grande fue la presión social: “La primera noche me puse muy nerviosa porque era mi primer nacional. Pensé que no íbamos a sacar ningún lugar porque todas las parejas eran demasiado buenas”.

Leonardo, en cambio, se concentró en superar sus propios errores: “Tuve fallas antes de ir al nacional, pero logré corregirlas y demostrarlo en la pista. Eso me dejó muy satisfecho”.

MÁS QUE UN TÍTULO: AMISTADES Y RECUERDOS

Más allá de la banda, el trofeo y el cuadro de honor, ambos jóvenes resaltaron la importancia de los lazos que se crearon durante la competencia. “Lo mejor fue hacer amigos y conocer a personas que aman el mundo de la cueca”, comentó Leonardo.

Más allá del premio, la competición me brindó una experiencia inolvidable y la oportunidad de conocer personas increíbles”, complementó Luciana.

UN MENSAJE PARA LAS NUEVAS GENERACIONES

A pesar de su corta edad, ambos campeones tienen claro que la cueca necesita renovarse e inspirar a las futuras generaciones. Luciana dejó un mensaje contundente: “Hay que ser perseverante y seguro de uno mismo. Siempre habrá gente que hablará de ti, pero lo importante es no rendirse y confiar en tus capacidades. Las metas pueden tardar en cumplirse, pero con esfuerzo siempre se logran”.

Leonardo complementó con una reflexión sobre el valor emocional de la danza: “Para que los niños se acerquen a la cueca, hay que mostrarles lo bonito de este mundo: las amistades, lo bien que se pasa y el cariño que surge por esta tradición. Eso es lo que marca la diferencia”.

MIRANDO HACIA EL FUTURO

Tras alcanzar el máximo reconocimiento en el ámbito juvenil de la cueca, los jóvenes tienen claro que su camino no termina aquí. “Ahora queremos mostrarnos como campeones y reflejar todo lo que hemos aprendido. Queremos representar de la mejor manera a nuestra región y dejar en alto el título que obtuvimos”, expresó Luciana con entusiasmo.

Leonardo, por su parte, destacó la importancia de disfrutar el logro: “Lo que queda ahora es seguir bailando, mostrando por qué ganamos y disfrutando de este triunfo”.

El triunfo de Leonardo Olivares y Luciana Ortiz de Zárate no solo enorgullece a la Región de Atacama, sino que también demuestra que la cueca, como símbolo de identidad chilena, sigue viva en el corazón de las nuevas generaciones. Su historia es ejemplo de perseverancia, amor por la tradición y el valor del trabajo en equipo.