La construcción de un futuro inclusivo: Mujeres en Diego de Almagro
En el árido paisaje de Diego de Almagro, en la región de Atacama, el sol ilumina con su luz implacable cada rincón, reflejando no solo la dureza del entorno, sino también un cambio que está transformando a la comunidad. La construcción, uno de los pilares de esta localidad minera, ha sido tradicionalmente un territorio casi exclusivo de hombres. Sin embargo, en los últimos años, las mujeres han comenzado a hacerse un espacio en este sector, cambiando no solo la dinámica laboral, sino también las estructuras sociales de la región.
Las mujeres de Diego de Almagro han empezado a derribar los muros invisibles que las separaban del mundo de la construcción. En un lugar históricamente dominado por la minería, donde el sudor de los hombres se mezcla con la tierra del desierto, un número creciente de voces femeninas se alzan para exigir un lugar en este oficio. Es un proceso que avanza lentamente, pero con firmeza, en el que cada ladrillo colocado y cada pared levantada representan algo mucho más profundo: un acto de resistencia, de empoderamiento y de inclusión.
La historia de Cristina Ramos es solo un ejemplo de este cambio. Madre de tres hijos y de orígenes humildes, Cristina nunca imaginó que su futuro estaría relacionado con las alturas de los andamios y las herramientas pesadas. “Aquí, en Diego de Almagro, siempre se pensó que las mujeres no podíamos estar en la construcción. Pero me di cuenta de que podía hacerlo, que tenía la misma capacidad que cualquier hombre”, dice, sonriendo con la satisfacción de haber roto barreras. Cristina no solo aprendió el oficio, sino que se ha convertido en un referente para otras mujeres que, como ella, buscan un lugar en un sector que durante mucho tiempo les fue ajeno.
Para estas mujeres, ser parte de la construcción de viviendas sociales, un proyecto tan noble para la comuna después de casi 25 años, no es solo una oportunidad laboral, sino también una forma de cambiar la percepción social. En una comunidad donde las tradiciones están profundamente arraigadas, ver a una mujer trabajando en la construcción todavía genera sorpresa en algunos, pero Cristina y otras como ella están desafiando esos estereotipos. “Es un trabajo que requiere mucha resistencia física y mental. No es fácil, pero lo hacemos porque sabemos que nuestra presencia aquí tiene un valor inmenso”, afirma con convicción. Con el tiempo, los murmullos de duda que antes las rodeaban empiezan a callarse, y estas mujeres se han convertido en piezas clave de la economía local.
La inclusión de mujeres en la construcción no sólo ha enriquecido la diversidad del sector, sino que también ha mejorado las dinámicas de trabajo. La colaboración, el respeto mutuo y la creación de espacios inclusivos y accesibles para todos son ahora valores fundamentales. Este cambio no solo se refleja en las estructuras físicas de los proyectos, sino en una transformación profunda de la forma en que se entiende el trabajo en equipo.
Además del impacto social, la inclusión femenina ha generado una mejora notable en la productividad de las obras. Según datos de Bac Ingenieros, la presencia de mujeres ha aportado una visión más diversa y, sobre todo, un compromiso con el trabajo que es imposible de pasar por alto. Como afirma la directora de CSMA (Comunidad, Salud, Medio Ambiente) de Bac Ingenieros: «La incorporación de mujeres al sector no es un favor, es una necesidad. Unos ojos que antes no se veían, unas manos que antes no se utilizaban, están cambiando la cara de la construcción en la región».
Este cambio también ha sido reconocido por los líderes de la comunidad y las organizaciones sociales locales, quienes entienden que el futuro de Diego de Almagro depende de una sociedad más inclusiva. A través de programas de capacitación y sensibilización sobre la importancia de la equidad de género, se está sembrando la semilla de una nueva generación que verá a las mujeres no como una excepción, sino como una parte natural del panorama laboral de la región.
La historia de Diego de Almagro no es solo la de su suelo árido ni de sus recursos mineros, ni siquiera de sus montañas imponentes. Es también la historia de mujeres que, con la misma fuerza de la tierra, se han levantado para ser una parte activa de su construcción. Porque, en la construcción y en la vida, todos y todas son necesarias, y su presencia es, sin duda, una piedra angular en el futuro que se está construyendo en esta localidad del norte de Chile.
De este modo, la inclusión de las mujeres en este sector no solo es una demanda justa, sino una inversión vital para el fortalecimiento de una comunidad que mira hacia el futuro sin olvidar las lecciones del pasado. La construcción en Diego de Almagro, ahora más inclusiva que nunca, tiene en sus cimientos una lección fundamental: la igualdad de oportunidades no es solo un derecho, sino una necesidad para el progreso de todos.