Tras una década en el municipio: Las definiciones de Rosa Ahumada a meses de abandonar el Concejo Municipal de Copiapó
La primera concejala comunista electa desde el retorno a la democracia, realizó un llamado a la comunidad copiapina para “no votar solo por las personas sino que ver el proyecto que encarnan”. Crítica de la candidatura de Maglio Cicardini, de quien fue artífice para su inhabilitación hace ocho años, hoy se despide del municipio advirtiendo que se necesita una alcaldía que no solo administre, sino que también proyecte una ciudad que sí parezca capital regional.
En 2025, el Concejo Municipal de Copiapó no contará con Rosa Ahumada Campusano. Dirigenta vecinal e histórica del Partido Comunista (PC) en la región de Atacama, la concejala dirá adiós a una gestión pública que desarrolló por más de 10 años para la capital regional. “Tenemos que entender que nuestro cargo es un instrumento para llegar a la gente, que la gestión a veces es mucho más fácil que una vuelta larga”, fue la reflexión que transmitió a Diario Chañarcillo en el edificio Libertador Bernardo O’Higgins.
Ahumada se mantuvo como la primera mayoría electoral por dos períodos consecutivos, donde pasó de obtener casi 2300 votos en las elecciones municipales de 2012, a más de 4600 en los últimos comicios celebrados en 2021. Una concejalía que, confiesa, no pensó en postular hasta terminar su periodo como presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Copiapó, pero quien fuera diputado por Atacama y hoy presidente del PC, Lautaro Carmona, le habría solicitado postular al cargo hace 12 años.
“No necesitó convencerme, porque creí necesario tener a un dirigente social en el Concejo; sentí que algunas veces se nos faltó el respeto al trabajo que hacíamos como vecinas y vecinos organizados”, desarrolla Ahumada, una de las artífices en 2016 de la inhabilitación del ex alcalde Maglio Cicardini para ocupar cargos públicos, quien es nuevamente aspirante a edil y que la concejala ve con malos ojos.
Hoy, tras una frustrada incursión hacia la alcaldía copiapina, sincera que “en la política uno tiene que saber ceder”. Sin embargo, advierte que “los alcaldes que han pasado se han dedicado a administrar la ciudad y no a proyectarla”, situación que estaría opacando la condición de Copiapó como la comuna capital de Atacama.
Sin pretensiones, por el momento, de proyectar una eventual candidatura de ningún tipo, quien fuera la primera concejala comunista después del retorno a la democracia, entrega sus definiciones sobre la coyuntura electoral, su presente en el Comité Central del PC y su futuro lejos de las puertas edilicias.
Una vecina al Concejo
¿Con qué se queda de estos tres periodos que hoy llegan a su fin?
Ha sido una experiencia importante entendiendo que muchos de nosotros venimos del mundo social. En 2012, los dirigentes vecinales hicieron una apuesta y cada uno juntó 50 votos para mi primera candidatura. Recuerdo que en ese tiempo no pensé que saldría electa, porque tenía la convicción de terminar mi periodo como dirigenta vecinal primero, pero acepté el desafío porque sentí que muchas veces en el Concejo nuestra labor no era respetada. Y aquí estamos hoy, siendo la primera concejala comunista desde el retorno a la democracia y encabezando la Comisión de Medioambiente en el Concejo, donde hemos realizado distintas labores institucionales y de educación.
Me quedo con lo que nos tocó enfrentar, primero encabezando un proceso de fiscalización hacia el ex alcalde Cicardini, el programa integral “Guatita de Delantal” que impulsamos con otros concejales y la labor realizada en ayuda a los vecinos en el aluvión de 2017 y la pandemia.
¿Cómo explica su crecimiento electoral a través de los años?
Yo creo que se explica porque seguí funcionando como dirigenta social. Para mí, y espero así lo entiendan quienes vengan, el cargo es un instrumento para abordar muchos problemas que la burocracia estatal no logra solucionar a los vecinos más humildes. Muchas veces se busca una vuelta muy larga, cuando la solución es más simple, por lo que he tenido que enseñar qué hacemos y ayudar en problemáticas prácticas que la comunidad tiene día a día. Hay un trabajo silencioso, que muchas veces no se muestra, pero que es muy importante: entregar acompañamiento a los vecinos, desde un trámite administrativo hasta levantar sus demandas.
Además, siento que fui una cara visible del proceso contra Cicardini, donde los vecinos y vecinas de Copiapó que estaban descontentos se vieron interpretados. Hay un trabajo silencioso, que muchas veces no se muestra, pero que es muy importante: entregar acompañamiento a los vecinos, desde un trámite administrativo hasta levantar sus demandas.
Maglio Cicardini, quien hoy va como candidato nuevamente…
Lamentablemente, tenemos un pueblo que le falta educación cívica para entender que cuando nosotros estamos eligiendo representantes populares, no estamos eligiendo a las personas, sino a un proyecto. Entonces, mucha gente dice, claro, la administración de Cicardini organizó grandes fiestas y entregó ayuda, pero dejó un déficit fiscal multimillonario con el que costó levantar el municipio. En la gestión del alcalde Marcos López, esto generó que el municipio tuviera que apretar el cinturón y, lastimosamente, dejar de ayudar a los más necesitados porque teníamos que pagar dicha deuda. Yo solo espero que los profesores recuerden todo lo que pasamos en los colegios cuando enfrentaron en su periodo el no pago de sus pensiones, préstamos y mala infraestructura educacional.
Ceder sin transar
¿Qué reflexiones le quedan luego de su candidatura frustrada al municipio?
Fui candidata a alcaldesa por un año y medio, donde creo que teníamos hartas posibilidades de ser electas. En la política uno tiene que aprender a ceder, y hoy el conglomerado del que mi partido es parte ha decidido apoyar a Marcos López, y ese es el candidato con el que estamos trabajando. No tengo un mayor análisis al respecto, pero necesitamos que se note que Copiapó es la capital regional. Los alcaldes que han pasado se han dedicado a administrar y no a proyectar la ciudad.
Solo espero que la derecha no avance y que nuestra lista del Partido Comunista pueda mantener las concejalías y consejerías regionales que tiene, pero el escenario electoral es complicado.
La pregunta que queda es quién encarna la transferencia de votos que usted y Wilson Chinga tuvieron…
Nosotros como partido siempre tenemos prelaciones, que en este caso van encaminadas hacia Kenssel Rojas como concejal y Edgar Varas como CORE. Aunque el análisis interno es muy distinto a lo que sucede en lo electoral, porque en su momento yo fui la cuarta prelación y salí electa. Entonces, cada pulso es distinto. Nosotros lo único que aspiramos es que podamos mantener a los tres concejales, aunque dicen que yo soy muy optimista por decir que mantener dos es suficiente (risas). Es difícil trasladar el voto, porque aquí pesa lo que dicen de “la gente vota por la persona y no por los partidos”, y eso es uno de los grandes problemas. Siento, eso sí, que Kenssel ha logrado un vínculo con los vecinos como ex director de Desarrollo Comunitario y su trabajo desde lo deportivo, pero los cinco compañeros tienen posibilidades.
¿A usted le gustaría disputar el sillón edilicio u otro puesto en el futuro?
Yo tengo una tarea muy importante en la Comisión Política del PC, donde pronto celebramos nuestro décimo séptimo congreso. Más allá de mi persona, también soy política, y debo escuchar a mi partido, donde estaré trabajando en su dirección regional y nacional hasta diciembre. De ahí, podremos definir si trabajo para entrar a un cargo de representación popular o, por el contrario, me mantengo en algo que me gustaría, que es desarrollar mi Célula Aladin Rojas. Quisiera recalcarle a las vecinas y vecinos que no solamente se vean a las personas, sino a quienes representan, porque nos han mentido mucho con el antipoliticismo, pero no todos los políticos somos corruptos, sino que habemos algunos que estamos por el objetivo de cambiar la sociedad