Monseñor Morales: “No hay vida cristiana sin la certeza que Jesús ha triunfado”
**Obispo de Copiapó invitó a reconocer los signos de vida en nuestra existencia
Una hermosa celebración con una gran cantidad de personas en la Catedral fue la culminación de Semana Santa en la Catedral de Copiapó, con la misa de Pascua de Resurrección presidida por el obispo, Monseñor Ricardo Morales.
Sobre el evangelio, don Ricardo dijo que María Magdalena había sentido la desesperanza y el dolor de la muerte de Jesús: “cuando va al sepulcro no va a buscar a un resucitado, sino a un muerto” y agregó que “eso nos pasa a nosotros también, que nos quedamos en la desazón, es más sencillo lamentarse. Nos cuesta creerle a Jesús”. Sin embargo, recalcó que “a ella Jesús le transformó la vida; a nosotros también”. Invitó a seguirlo a pesar de las situaciones de muerte, porque “la evidencia de la resurrección la tenemos todos los días”.
SIGNOS DE RESURRECCIÓN:
Dijo que a pesar de la guerra, el hambre, la corrupción, el terrorismo, Jesús está presente. “El Señor se nos aparece en la comunidad. En la mano extendida para ayudar; está presente en el cuidador o cuidadora que cuida a un enfermo, a un anciano; en el profesor o profesora que a pesar de las dificultades saca adelante a sus estudiantes; en toda persona que vive su vocación profundamente; en el padre y madre que sacan adelante a sus familias; en la religiosa que entrega su tiempo a los más necesitados; en ese catequista que coloca lo mejor de sí para comunicar al Señor; en esa persona que desempeña una función pública cumpliendo su deber; cuántos gestos de resurrección también en nuestra propia familia”.
Por eso, reiteró que “la pascua nos invita a reconocer los signos de vida en nuestra existencia; a mirar el horizonte con esperanza”, por eso, dijo a la asamblea: “no nos dejemos abatir por el mal, porque Jesús siempre triunfa, no hay vida cristiana sin la certeza que Jesús ha triunfado”.
Al final, el obispo bendijo el agua que llevaron algunas personas, y repartió huevitos de chocolate a los numerosos niños y niñas que participaron de la misa.
En todas las parroquias y capillas las comunidades vivieron las celebraciones pascuales con devoción y esperanza, congregando a miles de personas en toda la diócesis.