Chile y el mundo

18 de septiembre de 1810: el comienzo de la gesta épica de la independencia de Chile

Hoy celebramos un nuevo aniversario patrio, cuya fecha, sin embargo, no corresponde a la efectiva constitución de Chile como Estado independiente, sino que, se conmemora el primer hito, ocurrido el 18 de septiembre de 1810, que sería el germen que daría comienzo a la gesta épica que culminó con la liberación de nuestro país como Capitanía General del Reino de España, terminando así su status de colonia y convirtiéndose en una nación soberana. Así, fue el 12 de febrero de 1818, la fecha oficial en que se emite la proclamación de la independencia de Chile. Pero en 1810 se daría el primer paso, con la constitución de la primera junta de gobierno, que a pesar que, su sentido y propósito era resguardar la soberanía del Rey Fernando VII sobre el territorio ante la arremetida de Napoleón Bonaparte, creó un espíritu, un ideal de patriotismo que sería el impulso para lograr deshacerse del dominio español. Era sólo el comienzo, el camino sería largo y cruento, una verdadera epopeya, con una larga guerra de independencia en la cual los héroes de la patria lucharon para concretar el sueño de un Chile libre y soberano.

La junta de gobierno del 18 de septiembre de 1810, fue un hecho que se replicó en gran parte de las colonias españolas, luego que Fernando VII fuera hecho prisionero de las guerras napoleónicas por el legendario general y efímero emperador francés. Pero sería el comienzo de un movimiento independentista que se replicaría por toda América.

LA PRIMERA JUNTA Y EL LARGO CAMINO DE LA GUERRA

La guerra de independencia se desarrolló en el contexto de las independencias en América, proceso iniciado con la instalación de juntas de gobierno en las colonias hispanoamericanas, en respuesta a la captura del Rey Fernando VII por parte de las fuerzas napoleónicas en 1808. En Chile, la primera junta de gobierno se realizó el 18 de septiembre de 1810 y buscó, en un primer momento, mantener lealtad al rey cautivo. Sin embargo, el naciente patriotismo local pronto comenzó a radicalizar el proceso, tomándose una serie de medidas durante gobierno de José Miguel Carrera que buscaban una separación definitiva con la metrópoli y la adopción de ideas republicanas por parte de los protagonistas del proceso. Por entonces, surgieron los primeros emblemas patrios, el primer reglamento constitucional, la prensa independentista -impresos en la Imprenta de Gobierno-, la libertad de vientres y se crearon instituciones como la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional.

Si bien en términos cronológicos el proceso de emancipación culminó en febrero de 1818 con la proclamación de la independencia de Chile -marcando un hito para la organización de la nueva república-, el conflicto bélico comprendió un período mayor. Éste se inició en 1811 con el motín liderado por Tomás de Figueroa y cesó en enero de 1826 con el combate de Bellavista, liderado por Ramón Freire en Chiloé, y la firma del Tratado de Tantauco que consiguió la anexión definitiva del archipiélago al territorio nacional, el cual constituía el último reducto español en el territorio.

Tradicionalmente se reconocen tres etapas en la guerra de la independencia que desconsideran las campañas militares ejecutadas en el sur del país, entre 1818 y 1826. La primera etapa, conocida como Patria Vieja (1810-1814), se caracterizó por la propagación del patriotismo nacional, la organización militar de los realistas y la llegada de contingente partidario de la corona española desde Perú, las rencillas internas entre José Miguel Carrera y Bernardo O’Higgins sobre cómo ejecutar la causa y se evidenció la necesidad de reforzar el aparato bélico en recursos materiales y humanos con el establecimiento del servicio militar obligatorio. Asimismo, se llevaron a cabo diversos enfrentamientos como las batallas de Yerbas buenas y El Roble, los cuales forjaron el camino hacia la emancipación. Sin embargo, luego de que las fuerzas realistas vencieran en la Batalla de Rancagua, se dio inicio a la segunda etapa, correspondiente a la Reconquista española (1814-1817). Durante este período, se restableció el orden hispano con sus instituciones a modo de restituir la autoridad del Rey Fernando VII, luego de la caída de Napoleón. Por su parte, el proyecto independentista retrocedió en sus aspiraciones y los remanentes del ejército patriota se vieron en la obligación de huir al otro lado de la cordillera, mientras en Chile la lucha continuó de forma esporádica a través de montoneras lideradas por Manuel Rodríguez y José Miguel Neira. Igualmente, en este período los exiliados radicados la ciudad de Mendoza se sumaron a las fuerzas argentinas y uruguayas comandadas por José de San Martín, formando el Ejército Libertador de los Andes.

Finalmente, la tercera etapa, conocida como Patria Nueva (1817-1823), se inauguró con el cruce del Ejército Libertador por los Andes, el triunfo del bando emancipador en la Batalla de Chacabuco y el repliegue del bando realista. Tras la decisiva victoria patriota en la Batalla de Maipú, que consagró el momento propicio para la declaración de la independencia nacional.